....y también peor. Me explico.
Mi historia de amor con la saga Millennium comenzó en Septiembre, cuando empecé a leer Los hombres que no amaban a las mujeres. Entonces, cuando ya me habían cautivado Mikael Blomkvist y sobre todo Lisbeth Salander, la priemra película ya había sido estrenada. Y en qué hora, porque por mucho que sea cinematográficamente superior a las secuelas y trate con la mejor historia de las tres, la cinta de Nils Oplev fue un insulto a los fans del libro, una desvirtuación absoluta de una novela genial, y un despropósito con patas. Luego llegó Daniel, el hermano menos listo de los Alfredson, y se hizo cargo de La chica.... y ahora La reina (...). Y el resultado, en ambos casos, es una película correcta, sin mucha alma, pero con una capacidad de resumen y síntesis mucho más cuidada que en la inefable priemra parte. En esta entrega, la cosa no sale tan redonda, principalmente porque la novela que adapta e sla más flojita de las tres, pero aun así se deja ver con mucha facilidad. Éso sí, la duración es a todas luces excesiva, y la historia de amor (sí, sí. De amor) entre Lisbeth y Mikael sigue siendo una mera anécdota, desgraciadamente. Gracias a dios, por ahí sigue Noomi Rapace, una de las mejroes actrices del mundo, que ha hecho lo que no creo que pueda hacer Carey Mulligan o a quien sea que cojan para hacer su papel en el remake de Fincher: SER Lisbeth Salander. y éso no se paga con dinero. Larsson puede estar contento, esté donde esté. Su heroína ya está viva.

Lo mejor: Noomi Rapace y la fidelidad a la novela.
Lo peor: no resulta muy excitante, y la duración es excesiva.