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Voto de Sibila de Delfos:
9
Drama. Romance Yakarta, año 1965. Al inexperto reportero australiano Guy Hamilton (Mel Gibson) se le presenta la oportunidad de su vida cuando lo mandan como enviado especial a Indonesia. En el turbulento escenario de la insurrección comunista contra el presidente Sukarno, conoce a Billy Kwan (Linda Hunt), un enigmático fotógrafo, y a Jill Bryant (Sigourney Weaver), una atractiva mujer que trabaja en la embajada inglesa. (FILMAFFINITY)
20 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por desgracia para nosotros, cinéfilos, Peter Weir no se ha prodigado demasiado en los últimos años.
Desde el 2000, sólo ha dirigido dos películas, la magistral Master and Commander (lo más David Lean que ha habido después de David Lean, una absoluta lección de elegancia cinematográfica y aventura entendida a la antigua usanza) y la también excelente Camino a la libertad. Antes sí nos dejó para la historia joyas como El show de Truman, El club de los poetas muertos, La costa de los mosquitos, Gallipoli, Matrimonio de conveniencia o Único testigo, entre otras. Su cine siempre se caracteriza por una historia cuidada al milímetro, unos personajes fuertes y honorables, unos diálogos que son pura poesía y en general una elegancia y un dominio de la técnica cinematográfica que están al alcance de muy pocos.
el año que vivimos peligrosamente mezcla historia, guerra y una historia de amor, cóctel infalible que el mundo del cine explota una y otra vez, pero pocas veces con tanto acierto como aquí. La película es un visionado más que agradable, una joya para el espectador, por la emoción que desprende, el carácter excepcional de todo lo que vemos y oímos en pantalla y la excelente química romántica entre unos jovencísimos Mel Gibson y Sigourney Weaver, que forman una pareja espléndida.
Y qué decir de Linda Hunt, absolutamente extraordinaria y echando por tierra todas las teorías absurdas de hoy en día sobre qué actores y actrices deben o no interpretar según qué personajes. En el día de hoy, habría recibido tanta presión social que seguramente habría acabado por rechazar el maravilloso personaje de Billy Kwan. En 1982, no sólo aceptó el papel, sino que nos regaló un trabajo profundamente complejo y conmovedor que fue recompensado justamente con el Oscar a la Mejor Actriz Secundaria.
Una obra preciosa de un director a quien se echa de menos y que siempre nos da lecciones de elegancia y de cine en mayúsculas con cada una de sus obras. No nos dejes nunca, Peter Weir.

Lo mejor: La elegancia eterna de la puesta en escena, la química entre Weaver y Gibson y la emoción de la historia.
Lo peor: Nada realmente, salvo que quizás se extiende un poquito en exceso al final.
Sibila de Delfos
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