It Follows es una rara avis dentro del cine de terror.
A ratos no se sabe si quiere ser Déjame entrar (el clímax en la piscina, el estilo pausado, muchas veces sin música y sin escatimar imágenes perturbadoras) o una Scream más (los amigos reunidos en la casa de la protagonista de noche, siendo acechados por los seres). Lo que sí están claras son un par de cosas: es perfectamente comprensible por qué ha tenido tanto éxito... y no da ni la mitad de miedo que se ha dicho o que la propia película se cree.
El concepto es innovador, con el ser que cambia de forma para tormentar a la atribulada protagonista, y da una vuelta de tuerca al marcado carácter sexual de la saga Halloween (como se ha dicho hasta la saciedad, los que mueren son seres sexualmente activos, mientras que la heroína es casta y pura) mezclándolo con las enfermedades de transmisión sexual (en este caso, una poderosa maldición demoniaca) y apostando por un terror más pausado, más meditado, sin tanta adrenalina pero sí bastante sangre en ocasiones. Como ocurría en la mencionada Halloween, It Follows se toma su tiempo, pese a su ajustadísimo metraje (unos 95 minutos), para desarrollar la situación y lo hace sin demasiados aspavientos, gritos o adrenalíticas persecuciones. al revés, la lentitud es su bandera, y por suerte eso no significa que sea aburrida.
Sin embargo, la trama y cómo se desarrolla esta es más perturbadora y malsana que verdaderamente aterradora. La idea es aterradora. El desarrollo no. Las escenas no. No tanto como podrían haber sido, vaya. Se agradece la intensidad y la, en ocasiones, directamente salvaje turbiedad de algunos momentos (ojo a cierta escena con cierta madre y cierto hijo... tremendo), pero no es una película para morir de miedo.
Aun así, interesante, sin duda. Échenle un ojo si pueden, sobre todo para formarse su propia opinión acerca del fenómeno It Follows.

Lo mejor: Lo transgresora que es a ratos
Lo peor: ¿De verdad da miedo?