Kenneth Branagh, gran estudioso y experto en Shakespeare, ha filmado algunas de las mejores adaptaciones del bardo de Stratford que se han hecho nunca en cine. Vale que luego se mete con otros autores y se le va mucho la pinza (pobre Mary Shelley, la que debió pasar en su tumba en Bournemouth cuando vio lo que hizo Branagh con Frankenstein... y con todo es seguramente la adaptación más fiel que ha habido de su magistral novela), pero con Shakespeare suele acertar. Hamlet es estupenda, sobresaliente, una cinta que hace justicia a una de las mejores obras de teatro de la historia. Y lo hace con unos actores que son un gusto para los ojos y los oídos, maravillosos todos, y con un respeto y una fidelidad máximos hacia la letra impresa.
Bravo.

Lo mejor: El respeto máximo al texto de Shakespeare, y por supuesto los actores, todos excelentes.
Lo peor: La ambientación. No debería haber sido tan decimonónica. No cuela que haya afroamericanos interpretando a daneses y noruegos. Pero es sello personal de Branagh como adaptador de Shakespeare (ya lo hizo en Mucho ruido y pocas nueces)