Hay varias cosas que se pueden destacar de Desperado, mitad secuela y mitad remake de la original El Mariachi, con la que Robert Rodríguez debutó en la dirección.
La primera es la similitud que tenía entonces Rodríguez con su gran amigo Quentin Tarantino, hasta el punto de que se puede decir que era una especie de Tarantino en versión chicana. Vemos esa similitud en momentos como los títulos de crédito, el prólogo con esa excelente narración de Steve Buscemi (un actor que encaja a la perfección en este tipo de cine) o la tensión de muchos de los diálogos, cuando no se ven acompañados de música. Al menos, ese era Rodríguez entonces, no ahora. Su carrera ha tenido un bajón importante, en parte por hacer proyectos mediocres y en parte por su manía de hacer él absolutamente todo en sus películas., en vez de delegar en técnicos más talentosos.
La segunda es que, sin ser una obra maestra, ha dejado algunos momentos muy recordados y reconocibles, como la actuación musical de Antonio Banderas (perfecto para este rol) junto a Los Lobos al comienzo de la cinta o la imagen del chico Almodóvar junto a Salma Hayek caminando mientras estalla un edificio a sus espaldas.
Y la tercera es que, como hemos dicho, sin necesidad de ser una obra maestra, Desperado resulta muy entretenida, tiene una pareja volcánica y es uno de los mejores ejemplos del thriller criminal chicano, si podemos llamarlo así.

Lo mejor: Banderas y Hayek, puro fuego, y el tono "tarantiniano" de la propuesta.
Lo peor: La historia no da para mucho y está más vista que el tebeo.