Esta película debería verla todo el mundo. Aunque sea por el placer culpable de decir que se ha visto la cinta con peor título español de la historia.
Por qué Ice Princess pasó a ser Soñando, soñando... triunfé patinando es una duda que aún reconcome a científicos y lingüistas de todo el planeta.
Y la verdad es que es lo más relevante de la película de Tim Fywell. La trama nos la sabemos ya desde el minuto 1 y hasta el final y no hay ninguna sorpresa (ya saben... chica guapísima que nos quieren hacer creer que es un "patito feo", con rival pérfida, madre agobiante y estricta y chico de sus sueños, se propone ser una figura del patinaje artístico... ¿lo conseguirá? Si no sabe la respuesta, poco cine ha visto usted...), así que el único deleite, aparte de reírse una y otra vez con semejante absurdez de título, es por lo menos disfrutar con la habilidad cómica de Joan Cusack, que nunca decepciona, y su química con una Michelle Trachtenberg que hace lo que puede y no sale demasiado mal parada.
Para niñas y adolescentes, y para ver en familia, quizás, pero sólo en una tarde aburrida de sábado.