Top Gun: Maverick es la película más taquillera de 2022. Haga lo que haga Avatar a partir de diciembre, parece ya imposible que le quite ese lugar.
Y lo es porque es exactamente el cine que quiere ver el público en una sala: comercial, entretenido, con amor y humor, netamente americano, con una estrella al frente, con música poderosa. Quizás, en otros momentos actuales, sin pandemia y sin que el mundo del cine haya evolucionado como lo ha hecho con las plataformas y, como decíamos, la decadencia de la sala de cine (un lugar que, cada vez más, va a quedar solamente para grandes superproducciones), la película de Joseph Kosinski no hubiera tenido tanto éxito. Pero aquí está. En el lugar y momento perfectos.
Top Gun: Maverick es muy superior a su predecesora. Eso tampoco era muy difícil, siendo sinceros, ya que la primera Top Gun, más allá de su encanto ochentero, no contaba ninguna historia demasiado emocionante. En esta ocasión, los personajes están más perfilados y desarrollados, y la madurez le ha sentado fenomenal al bueno de Maverick. Sin duda, es un conjunto de tópicos andantes y no aporta nada ni remotamente nuevo ni excitante, pero es que ese no era el juego. La gracia de la película es otra: ofrecer exactamente lo que el público espera y ha visto mil veces, pero con un enfoque y aspecto más actuales.
Respecto a los actores, Miles Teller sigue avanzando a pasos agigantados, Val Kilmer aporta la emotividad (ver sus escenas con el protagonista), Jennifer Connelly mantiene intactos su atractivo y su magnetismo más de veinte años después de su Oscar, y Tom Cruise demuestra que no hay otro como él para este tipo de personajes y de cine. A sus 60 años, no tiene que esforzarse ni lo más mínimo para estar perfecto dentro de lo que es Maverick. Puede que algunos echen de menos al actor de carácter de Nacido el 4 de julio, Magnolia o incluso Valkyria y Rock of Ages (pueden esperar sentados, porque ese Cruise no va a volver), pero hay que reconocer que esto lo hace como nadie.
Entretenida, muy comercial y, sí, con unos maravillosos créditos finales al ritmo de la mejor Lady Gaga, que es la de Ha nacido una estrella o la de esta "Hold my hand". Impecable, dentro de sus parámetros.

Lo mejor: Su sentido del entretenimiento y de lo comercial, y la música, incluyendo el excepcional tema final de Lady Gaga.
Lo peor: Tampoco es para tanto. Sobrevalorada es poco.