Slow West eslo que en los últimos años se viene llamando un "western" crepuscular, que es lo que se dice cuando se hace un western moderno que en nada se parece a los de John Ford o Sergio Leone. Pocos tiroteos, poca acción, gran atención por el diálogo y la amistad masculina (sin mujeres, o casi, y con la única compañía del caballo por las praderas americanas) como centro de la trama. Curiosamente, esto que puede extrañar a quienes tengan del western la imagen de acción desatada, diligencias, indios y bandidos, es bastante cercano a lo que siempre fue el género Oeste en la letra impresa...
Pero Slow West es una película. Y como tal, como producto cinematográfico, no es mala. Se pasa rápido (¡como para no! dura solo 78 minutos...), tiene una buena fotografía y saca provecho de los parajes naturales donde ha sido rodada. Su problema es el ritmo, desesperadamente lento y cansino, y por la propia historia de Jay y Silas, que en ningún momento llega a enganchar, electrizar o emocionar. Pero nada, vamos. La trama avanza pesadamente, sin que sus diálogos contengan una historia que de verdad merezca la pena ver y contar. Es una película inútil, que cuando termina no deja ningún poso y cuya historia se olvida al segundo de fundir a negro la pantalla.
Por suerte, el protagonista de la película es Michael Fassbender, a quien tanto le da hacer de afamado psiquiatra, rey escocés, mutante vengativo, caballero victoriano o amo de plantación cruel. De todo sale airoso el protagonista de Shame, porque tiene talento y carisma para lo que quiera y siempre resulta creíble. A su lado Kodi Smit-McPhee hace lo que puede para mantener el tipo ante el torrente que es Fassbender, y lo cierto es que no le sale mal la jugada, teniendo en cuenta que su personaje no es lo que se dice especialmente profundo y que, por desgracia, él jamás ha vuelto a mostrar el nivel superlativo que tuvo junto a Viggo Mortensen en la magistral La carretera (John Hillcoat, 2009).
En resumen, un western con algunos buenos detalles, pero cuyo desarrollo tan cansino y tan poco interesante lo condena al suspenso.

Lo mejor: Michael Fassbender y la fotografía.
Lo peor: La historia no interesa demasiado, y menos aún contada de forma tan lenta. Contra eso poco se puede hacer.