Las Crónicas de Spiderwick llegó un poco tarde a la moda de la fantasía en el cine, la verdad. En aquel 2008, el momento Narnia, por así llamarlo, había pasado ya, incluso para la excepcional secuela de la obra de C. S. Lewis. Desgraciadamente, las modas duran poco.
Vista hoy, Spiderwick es una película ciertamente encantadora, perfecta para ver en familia, llena de buenos valores de amor fraternal y paterno-filial, y dotada de mucho y sano entretenimiento. Además, está Freddie Highmore, uno de los mejores niños actores seguramente de la historia del cine, con esa maravillosa capacidad de expresión de la emoción, aquí además en un doble papel de los gemelos Jared y Simon. Destacan también Sarah Bolger (excelente en Los Tudor, En América y Mayans) y Mary-Louise Parker.
Siendo realistas, no es nada del otro mundo, ni nada de lo que cuenta suena original (quizás demasiadas historias de mundos fantásticos y sus criaturas), pero sin duda es muy bonita y encantadora.

Lo mejor: Su encanto y las interpretaciones de sus protagonistas, especialmente Freddie Highmore.
Lo peor: Los efectos visuales no son muy allá y suena todo un poco a dejà vu.