Pues una decepción. Y es una pena. Prácticamente todos los films basados en los personajes de los detectives Marlowe, Sam Spade, Poirot... y hasta nuestro Pepe Carvalho gozan de, primero, unos estupendos diálogos con réplicas y contrarréplicas ingeniosas, situaciones felices llenas de imaginación y una puesta en escena rica en sugestivos elementos donde la ambientación es un personaje más.
Pero en esta ocasión tenemos un primer tercio sin chispa, sin gracia alguna en sus sosos diálogos y un ir y venir de los personajes que resultan agotadores y faltos de verdadero sentido.
Es cierto que poquito a poquito mejora, sobre todo con la aparición de dos personajes, pero nunca llega a apasionar y su entretenimiento es regular, dejándote con una sensación de, no digo haber perdido el tiempo, pero sí de dejarte casi casi como habías empezado.
No importa que su fotografía, a cargo de Xavi Giménez, sea excelente, ni las ganas de un ya bastante maduro Liam Neeson. Ni siquiera la aparición de Jessica Lange o Danny Huston elevan el interés de una trama sin alma, aunque sus últimos minutos sean los mejores.
Pero se hace larga y no ofrece nada que merezca ser recordado.
Una bala fallada, impropia del talento demostrado por Neil Jordan en anteriores filmes.

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