Quinta cinta con la familia Lambert de protagonista, que en este caso se centra en las cuitas, en las heridas sin cerrar, del pasado, de la aparición, de nuevo, de demonios anteriores que hacen sus miembros estén desgajados, sin vida interior y con continuos sentimientos negativos sin esclarecer que hacen se sientan frustrados.

Patrick Wilson, en su debut como realizador, creo sinceramente que no lo hace mal, aunque no consigue, creo, revitalizar la franquicia, toda vez que el argumento no es demasiado bueno, no así la historia, llena de posibilidades. Con esto, que podría parecer una contradicción, quiero decir que el tema, aunque manido ya, está abierto a múltiples facetas, algunas sin explorar, pero el libreto se centra en una exposición y a veces explotación, de sustos de dudosa eficacia.

Con todo, a mi me ha entretenido, no me ha aburrido y al final me queda la sensación de haber visto un film ameno, con positivos sentimientos de amor paterno-filial, que agradezco en este mundo donde estos valores comienzan a decaer.

No es la mejor de la saga, no, pero no está mal.

Buena interpretación del joven dúo protagonista.

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