Habiendo visto ya unas cuántas películas de esta saga, creo que ya me veo en situación de decidir que, en estas películas, si unas funcionan mejor que otras es, precisamente, por las dosis de fantasía entremezcladas dentro de la intriga detectivesca que solían imprimir en ellas.
Porque la puesta en escena, fotografía, ambientación, etc...son excelentes en todas ellas ( aunque algunas más propicias para lucirse que otras), así como las tramas, mejor o peor hiladas, aseguran el interés por ellas hasta el final pero, sin duda, son los chispazos extravagantes y caprichosos los que las distinguen y los que las elevan en el aprecio de los espectadores, por lo menos en mi caso.
Es decir, ( y no me imaginaba yo que iba a confesar esto), es el alto grado de inverosimilitud de los tipos de misterio, los delitos, los personajes y la forma de cometerlos mezcladas con el contraste que supone la racionalización y la lógica implacable que aplica Holmes en ellos, lo que los hace tan atractivos en mi humilde opinión.
Cualquiera que haya seguido estos misterios creo que comprenderá lo que quiero decir.
Holmes encontraba la lógica y el método a la más peregrina jugada que se le pudiera ocurrir a cualquier genio del mal. No me extraña nada que Watson estuviera siempre con esa mirada perpleja porque ! coño!, ! cualquiera encontraba un orden racional en ellos.
Para mí, eso es lo que marca la diferencia unas de otras. Esta trama, que transcurre en un barco, casi por completo, no podemos negar que está muy bien hilada, con un nutrido grupo de sospechosos y un final sorpresivo con el que poder solazarse. Sin embargo, le falta ese punch. Quitando el magnífico inicio con la imaginativa manera de atraer a Holmes hacia el nuevo misterio y convencerle de que debe posponer sus ansiadas vacaciones, me ha parecido una intriga más de descarte de sospechosos, bien hecha sí, pero también más vista. Sigue un esquema más rutinario, aunque no por eso menos eficaz.
Con todo, sigue siendo divertida. La verdad, todas estas cintas lo son.