Boetticher no anduvo fino. Es más, yo creo que se quedó dormido al ritmo de los tambores de Jamaica. O tal vez enojó a los malos espíritus y le hicieron vudú.
78 minutos largos, muy largos.
Es la consecuencia de filmar una película de aventuras a ritmo jamaicano. Tardan en entrar en materia porque primero tienen que enamorarse. Hoy por ti, mañana por mi, hay escenas reiterativas. Las escafandras pesan mucho, los cables se enganchan y me fastidian el paseo. Los nativos se enfadan y se ponen a bailar. Ya vienen estos guiris a contaminar con chatarra oxidada nuestro patrimonio nacional.
La isla del tesoro está bajo el agua y comenzará a temblar ( lo mejor de la peli). Ryan y Quinn expresarán un punto de vista algo diferente. No hay patrón bueno y, puestos a mojarse, es mejor hacerlo ante el mejor postor, opina Quinn. Ryan tiene más melindres. Se nos ha vuelto hogareño desde que conoció a su capitán. Tomarán barcos diferentes para darse el chapuzón. No importa. Estos colegas se han mojado por nada. La película no lo vale.