Que Bienvenidos al Norte, una película pequeña sin superhéroes, sin efectos especiales y sin necesidad de destruir medio mundo, reventara la taquilla francesa y la de media Europa, es una noticia para alegrarse, un pequeño triunfo del cine frente al dinero hecho cine. Ahora bien, tampoco seamos entusiastas enfermizos y alabemos por encima de lo creíble a Bienvenidos al Norte, que si bien es simpática, tampoco es un peliculón.
Tiene gracia esa división tópica entre norte y sur del territorio francés y la manera en que Dany Boon, director, guionista y protagonista, la desmonta con mucho humor (tal vez un poco inocentón, pero agradable). Los personajes son simpáticos, tal vez demasiado, lo que hace que al final puedan resultar un poco pesados. Además, resulta un poco reiterativo que el 90% de los momentos cómicos de la película se basen en malentendidos lingüísticos y en burlarse de la particular forma de hablar de los "Ch'tis" (los del norte). Son estas dos cosas las que le restan fuerza a Bienvenidos al Norte, las que la convierten en una comedia demasiado inofensiva, demasiado "para todos los públicos"; no me molesta eso, pero sí que nunca intente ser mínimamente ácida o mordaz, que nunca intente aliñar su historia con un poco de salsa picante.
Se pasa un buen rato con Bienvenidos al Norte. Tiene mucho de comedia europea, pero le falta meter una marcha más. En gran parte de su metraje, la película de Dany Boon parece estancada en las mismas situaciones y los mismos chistes, algo poco recomendable en el género comedia. La vi con agrado porque es innegable que transmite buen rollo y autenticidad, y me alegro de su rotundo éxito, pero también es cierto que esperaba más de ella.