Igual será por las estratosféricas espectativas que me habían creado los comentarios de crítica y público en general, o porque la exageración de "El precio del poder" de De Palma me cuenta más o menos lo mismo pero con más gracia, pero este último trabajo del inestable Scott, adornado de tanto plantel y todo lo glamouroso que quiera atribuirsele se me quedó corto a lo que esperaba.

Con una duración abusiva, un romance tan superficial e inoportuno como carente de interés y una descripción tirando a pobre del personaje de Crowe para centrarse en el de Washington (verdadera estrella del tingladillo), explica de forma fría y bastante aburrida multitud de clichés (basados en hechos reales para variar) vistos en multitud de películas, a saber, la corrupción de los polis, el boyscout, el "estoy mu loco tio" llevado a la práctica por Denzel y familia, etc, etc, etc... (no sigo para no hablar del final que también me parece de cliché de libro).

En fin, que dándole algo más de vidilla, acción y demás no hubiese estado deseando durante más de ls dos horas y media que dura que acabase de una vez.