Santiago Segura nos presenta en su ópera prima al vecino que todos querríamos tener: alcohólico, fascista, guarro, acosador, homófobo y a la vez homosexual reprimido, vicioso, mangante, maltratador y del atlético de madrid... un perla vamos.

La aventura de Torrente es tan absurda como de mal gusto son las escenas que se nos presenta, por muy parodia que se le quiera llamar, y no lo digo porque vaya de puritano o intelectual, que me van las comedias ácidas e incluso tontas o disparatadas, españolas o extrangeras, y mucho, pero a este pastiche infecto de gags bochornosos y personajes retrasados mentales no se le puede llamar comedia a no ser que la vergüenza ajena constituya de por si un nuevo género.

Si bien puedo llegar a entender que esta primera parte tenga su gracia, aunque yo no se la vea por ninguna parte, la existencia de segundas y terceras partes y su relativo me hace plantear seriamente la siguiente pregunta: ¿Pero es que estamos todos locos o qué?

Porque vamos, que un tipo graciosete, que me cae tirando a bien por su morro y por ser capaz cuando no lo conocía ni su madre de apuntarse a todos los concursos de la tele por salir en ésta, sin tener guarra idea haga una película cutre y triunfe me puede llegar a parecer casualidad, pero amigo Segura... ¿realmente eran necesarias tres o te aprovechas sin rubor de lo llano del encefalograma de las gentes de este país? Si es esto segundo casi me incitas a aplaudirte Santiago, porque saber aprovecharse de los borregos más que un pecado es una inspiración.

Destaca solamente en el panorama del cine español por ser un intento de diferenciarse de los sobados temas de siempre e intentar hacer algo nuevo... pero menudo intento, y ya de las demás ni hablamos.

"José Luis Torrente, pa serví a Dios y a usté"