En el mundo este que vivimos de spin off y remake y secuela y universo compartido es muy difícil encontrar, no solo algo original, es terriblemente complicado dar con algo puro, sin ninguna pretensión y que no intente ir más allá ni trascender más lejos de cuatro botes en la butaca. Esta "Annabelle comes home" no es ese diamante en bruto que reúna todos estos requisitos pero por lo menos lo intenta.

La historia de "Annabelle" ya la conocemos todos, nos la contaron en el primer spin off, nos la contaron más en profundidad en la secuela del spin off y aquí, que ya no nos cuentan lo mismo otra vez se limitan a jugar con las posibilidades terroríficas de la muñeca. En una suerte de film tontorrón para la tarde/noche de Halloween, con historieta adolescente bastante alargada, de hecho es aquí donde más me cojea el film.

En la primera hora de película, que es donde se ponen las fichas sobre la mesa y se crea intriga, la trama gira demasiado alrededor de amoríos adolescentes y rompe la atmósfera de algunos momentos, lastrando esta parte del metraje, no nos engañemos aquí hemos venido a que nos asusten.

Y entonces llegan los sustos, se deja de lado toda la trama de los jóvenes, con subtrama de culpa y redención incluida de manera bastante tosca y entramos en el terreno de la montaña rusa de sustos chiflados que prometía el trailer. El cuarto secreto de los Warren era un terreno muy goloso sobre el que construir una sólida película de sustos y aunque Gary Dauberman no sea James Wan sabe resolver muy bien la papeleta de soltar fantasmas terroríficos por el hogar de los Warren y hacer que nos sobresaltemos. Mención especial para el personaje del Barquero y La novia a los que auguro sendos y taquilleros spin off.

Lo que empezó como un spin off saca cuartos y que sirvió para estirar el chicle de los Warren allá por 2014 con Annabelle ha mejorado con el tiempo y, al menos en mi opinión alcanza aquí la madurez en su terreno.

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