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Voto de Bitter Bierce:
7
Comedia. Terror. Fantástico En 1752, los Collins y su hijo Barnabas zarpan de Liverpool con destino a América para librarse de la misteriosa maldición que pesa sobre su familia. Con el paso de los años, Barnabas (Johnny Depp), un playboy impenitente, se convierte en un hombre rico y poderoso que comete el error de romperle el corazón a Angelique Bouchard (Eva Green). Ella, que es una bruja, lo condena a un destino peor que la muerte: lo convierte en vampiro y lo ... [+]
17 de octubre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empiezo por confesar que me encanta el cine y la escenografía gótica y desmesurada de Tim Burtón. Con la única excepción de su fallido remake de “El planeta de los simios”, todas sus películas son de buenas en adelante. Algunas, sencillamente excepcionales: Eduardo Manostijeras o La novia cadáver por citar solo dos.

Naturalmente solo coincidirán con esta opinión los fieles degustadores de Tim Burton y hay que reconocer que tiene también muchos detractores. Curiosamente defensores y detractores basamos nuestras críticas antagónicas en un mismo argumento: su desmesura y su reiteración.

SOMBRAS TENEBROSAS (2012) reúne ambas características: es desmesurada en su barroquismo gótico (si se acepta esa mezcla artístico-literaria) y es reiterativa en su temática. Efectivamente, Burton nos vuelve a ofrecer una nueva versión de su mundo siniestro, oscuro y tenebroso: mansiones polvorientas con sus centenarios muros cubiertos de tapices heráldicos y retratos familiares apenas vislumbrados en la penumbra, pasadizos secretos, criptas, telarañas, personajes torturados, pálidos y extraños, familias viciadas por siglos de decadencia, villanos desalmados, niños tristes y asfixiados por el mundo tóxico de adultos egoístas, fantasmas, vampiros y hasta mujeres-lobo… Todo ello aparece en esta nueva película de Burton que no parece nada nueva. Es la misma historia de siempre, con la única novedad de incorporar el mito vampírico a sus escenarios góticos habituales que en esta ocasión se me antojan muy adecuados y un gozo para la vista.

Tim Burton hace del vampiro (Johnny Depp) lo que quiere. No es un vampiro normalizado y hasta se permite algunas licencias que puede que molesten al cinéfilo ortodoxo (¡esas gafas de sol!). Es difícil encontrarle parangón en otros famosos vampiros cinematográficos, aunque en ocasiones su físico y ademanes me recordaron mucho al inquietante Nosferatu de Murnau. Depp recrea un divertidísimo vampiro cuya anticuada forma de hablar choca sobremanera en la sociedad norteamericana de 1972 -época en la que transcurre la película-, unos años tan “contraculturales” y underground. Confieso que me encantó ver a Depp expresándose con esa elegante, arcaica y decadente estructura gramatical, solo apreciable por quien ha leído a Jean Austen, las hermanas Bronte o incluso Edgar Allan Poe. Me encantó verlo actuar en el reino de los Hippies con la naturalidad que tendría un aristócrata de finales del siglo XVIII: “¡Rápido ensillen mi caballo, pues debo ir presto a la villa! o “Señora, le quedo muy reconocido”. Las miradas atónitas de sus acompañantes (recordémoslo: estamos en 1972) hacen el resto.

La banda sonora de su habitual Danny Elfman es redonda y conjuga perfectamente con las imágenes. En ésta ocasión, además, no se limita a una composición clásica y tenebrosa (con el uso habitual de los coros que nos fascinó en Eduardo Manostijeras) sino que incorpora algunos grandes temas pop de los años setenta (por cierto, muy divertida la escena en que Depp malinterpreta el gusto musical de su amada por “Los Carpenters”: ¡Oh!, ¿Queréis decir que mi venerada señorita Winter siente algún tipo de… afecto por los hombres que trabajan la madera?”)

No es ni mucho menos la mejor película de Tim Burton. Tiene algunos momentos flojos y hasta cansinos. Es importante dejar claro que se trata de una película cuyo interés no radica tanto en el guión (al fin y al cabo un verdadero culebrón con poca chicha) sino en la fuerza de sus imágenes, en el detalle minucioso de sus decorados, en su excelente fotografía y en su música envolvente. Es incluso evidente que Burton ha llegado a un punto en el que copiarse a si mismo le resulta mucho más sencillo (y rentable) que abrir nuevos caminos creativos a su cine y a su mundo.

Sin embargo, quienes amamos con locura el mundo gótico y fantasmagórico que tan bien supo destilar Tim Burton no podemos despreciar el desmesurado festín de tinieblas que vuelve a ofrecernos con SOMBRAS TENEBROSAS.
Bitter Bierce
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