Una tontería muy, muy grande disfrazada de homenaje a los juegos arcade, con un par de caras algo conocidas, algunas referencias a, por supuesto, los años ochenta, un papelito para Kevin Smith, que se lo pasaría en grande, y una pérdida de tiempo épica.
Por cierto, soy de los que jubaban al Golden Axe, al Paper Boy en el Spectrum, me senté muchas veces para pegármela en el Out Run, y este producto no me ha gustado en absoluto, más bien me ha parecido una tomadura de pelo, ya que me esperaba algo medianamente entretenido o divertido Sobre la historia, poco más que lo que viene en la sinopsis, las fuerzas del mal quieren controlar el mundo dominando a la gente (y perros, de paso) por medio de un juego, y están los gamers para evitarlo.
Sin carisma, ni gracia, ni nada de nada, diálogos patosos, escenas más cochambrosas aún y lamentables, llegando al final es para llorar o cerrar los ojos y ponerte los audífonos para escuchar un audiolibro sobre la cría y reproducción del mejillón.
No la recomiendo ni a gamers, ni a ochenteros, ni a un diputado, que ya es decir.

Wolf.