Bruce Lee es un tipo que se carga a quien sea, a la Familia Corleone, a los goodfellas, a los perros de reserva, a Jules y a Vincent, y es el único hasta el momento en tener el honor de vencer al Dios Chuck Norris -capaz de destruir el mundo con sólo sonreír- que no pudo ni rozarle con sus patadas giratorias en ese mítico duelo final en el Coliseo romano.

La película es mala con ganas y porque quiere serlo, si hasta la mezcla de sonido es autoparódica, además de esos problemas intestinales que sufre el protagonista que son bastante bizarros.

Pero cada vez que veo a Lee tronarse los músculos para empezar a pelear en su posee de tigre o dragón me dan ganas de ponerle un 10, y es que esas coreografías de acción ya no se ven, ya nadie las filma como en esta época. El kung fu setentero sería de bajo presupuesto, bizarro, tendría guiones de pena, pero el kung fu que veíamos era real, era emocionante. Algunos preferirán ver la WWE pero yo sigo pensando que en el cine hay lugar para estos héroes cuyo carisma radicaba en dar tortazos a mansalva pero con gracia y elegancia, no como los de ahora que de no ser por el montaje darían lástima.

En fin, si eres fanático de la acción la adorarás, cualquier persona sin necesidad de ser cinéfilo se da cuenta de las carencias argumentativas y de presupuesto que tiene el film pero así como el protagonista de "Escape salvaje" (Tony Scott, 1993) -álter ego de Tarantino- prefería pasar su cumpleaños viendo estas películas antes que estar haciendo cualquier otra cosa, yo también soy capaz de dejar de lado los prejuicios de cinéfila para disfrutar de los movimientos únicos del Dragón.

Lo mejor: Bruce Lee.
Lo peor: los malos, excepto por Norris, dan risa.