Cuando una película se convierte en un enorme éxito de taquilla, hay dos posibilidades: que se mantenga como entidad propia o que se decida continuar la historia.

En 2003 unos señores hacen una historia de piratas no convencional, seria pero a la vez gamberra, con elementos al uso pero a la vez diferentes, con unos actores notables y basándose en una atracción de Disneyland: "Piratas del Caribe". El film resulta un auténtico éxito en taquilla y la crítica alaba su ingenio, su frescura y la sobresaliente actuación del capitán Sparrow (un Johnny Depp nominado al Oscar).

Este éxito rotundo les hace considerar la idea de una segunda parte, y, por qué no, de una tercera, con lo que el mismo equipo se embarca en el rodaje simultáneo de ambas, conservando la misma mezcla de aventuras y comedia que tan buenos resultados había dado. Así pues, en 2006 se estrena "El Cofre del Hombre Muerto". La taquilla aplaude esta continuación, pero no se trata sino de una (medio)historia que no va a ninguna parte, dejando todo en suspense para la tercera (técnica que viene siendo habitual para dar una sensación de unidad). Sin embargo, es realmente entretenida y deja con ganas de ver la siguiente.

Y así, este 2007 se estrena "En el Fin de Mundo". Demasiado rocambolesca, con muchos giros de guión, esta tercera parte no cumple las expectativas que se había propuesto en la segunda. En un refrito de escenas y gags que, sin embargo, no defraurará por completo a los seguidores de las dos primeras, se advierte que el principal fallo no está en que sea una mala película, sino en que nunca debería haberse hecho: nunca se había planteado como una trilogía, con lo que realmente no hay ideas notables en ellas, no hay nada que valga la pena contar (salvo quizás los fajos de billetes que se embolsarán sus creadores).

En mi opinión, si se quiere de verdad disfrutar de estos piratas, dirijánse a sus estanterias o videoclubs y vuelvan a visionar la original, fresca, divertida e ingeniosa primera parte.

Y para futuros proyectos, decirle a sus directores que es mejor una retirada con la cabeza bien alta que una repetición que lo único que hará será dañar el producto original. Y es que hay que saber cuando echar el ancla.