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España España · mADRID
Voto de RARRA:
7
Bélico. Drama Segunda Guerra Mundial (1939-1945). La batalla de Iwo Jima (1945), el episodio más cruento de la guerra del Pacífico, quedó inmortalizada en la foto de unos soldados que izaban una bandera norteamericana. El objetivo de esta batalla era la toma de un islote insignificante, pero de gran valor estratégico, pues desde allí los japoneses defendían su territorio. En la contienda cayeron más de 20.000 japoneses y 7.000 estadounidenses. ... [+]
30 de noviembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una de las películas más controvertidas de Clint Eastwood, quizá por ser él el director y apartarse en muchos aspectos de sus escenarios clásicos, aunque conserve determinadas formas de hacer cine. En gran parte, las críticas se hacen por no ser Eastwood fiel a sí mismo, aunque miradas las cosas detenidamente no es así.
Da la sensación de ser una película mal entendida. Y en parte ello es culpa de la propia película. Se lanza como una película de guerra, concretamente del asalto a la isla japonesa de Iwo Jima, y está llena, efectivamente, de escenas de guerra en las que no se ahorran imágenes macabras y crueldades de todo tipo. Unas imágenes espléndidas que se intercalan como contrapunto adecuado a las amables escenas de la retaguardia y la postguerra Pero realmente no es una película de guerra, como lo prueba su complementaria, Cartas desde Iwo Jima.
Banderas de nuestros padres es una película de denuncia. Unos soldados que se han limitado a volver a instalar la bandera de los Estados Unidos en Iwo Jima, cinco días después de que en pleno ataque fuera izada la primera por unos soldados ya muertos, son utilizados para sustentar una campaña de emisión de bonos de guerra. Hay un respaldo de la tragedia vivida por esos soldados en la guerra, pero sirve únicamente para plantear la tragedia de sentirse, cada vez más, manejados como muñecos útiles, lo que les convierte en su conciencia en farsantes que reciben los homenajes que merecieron otros ya muertos.
Que no es una película de guerra lo evidencia el hecho de que no hay escenas de victoria ni se planean cuestiones tácticas; es una película sin apenas jefes militares en el frente. No resulta tan importante la batalla como los soldados. Es de destacar la tensión de los momentos anteriores al desembarco como, en el polo opuesto, las escenas de relajamiento del baño final en la playa.
El drama que plantea es el de los soldados captados para la campaña de bonos patrióticos. El problema que denuncia es la creación de mitos al servicio de la movilización de las voluntades de la personas.
Es un planteamiento típico de Eastwood: la mezcla del drama personal con el problema social.
RARRA
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