Haz click aquí para copiar la URL
España España · Córdoba
Voto de poverello:
7
Comedia. Romance. Fantástico Un escritor norteamericano algo bohemio (Owen Wilson) llega con su prometida Inez (Rachel McAdams) y los padres de ésta a París. Mientras vaga por las calles soñando con los felices años 20, cae bajo una especie de hechizo que hace que, a medianoche, en algún lugar del barrio Latino, se vea transportado a otro universo donde va a conocer a personajes que jamás imaginaría iba a conocer... (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a esperar unos minutos -me he dicho-, porque Midnight in Paris no es una película redonda, no cierra el círculo ni alcanza el clímax de otras obras mayores del, a veces displicente, realizador neoyorquino... Pero entonces, ¿por qué leches sigo aquí clavado en la silla sintiendo "de profundis" que acabo de ver algo emocionante y por momentos mágico?

Rememoro "La Rosa Púrpura del Cairo" -por sus evidentes reminiscencias y esa necesidad de huir de lo imposible-, "Manhattan" -por ese crisol de imágenes del prólogo al que sólo le falta la voz en off que sí que se ofrece de inmediato y ese escritor protagonista que no sabe si lo es-..., recuerdo el Allen de los inicios, absurdo y abstracto muy al estilo de los Hermanos Marx. Y de todo tiene Midnight in Paris, sin renunciar un instante a la pureza y sencillez de la que siempre a hecho gala Woody Allen, por más meteduras de pata que haya podido cometer y le haga ser tan "odiado" y obviado por sus propios paisanos.

Reconozco que Allen ha vuelto a crear un personaje a su propia medida, que es casi él mismo sólo demasiado joven para poder autointerpretarse, pero en esta ocasión supera su natural idiosincrasia y permite al resto de personas que pululan por la obra participar de una nueva exquisitez en los diálogos.

Y sí, vuelvo a decirlo, no es perfecta; de hecho, en ocasiones es en exceso imperfecta, por la falta de continuidad, por la amalgama de genios desaprovechados por ser tantos y tan breves como metidos en un innecesario calcetín, y bueno, por qué no, porque el impertinente petimetre me recuerda en exceso a mi insoportable Pérez-Reverte (con barba y todo).

Pero, en fin, sigo aquí sentado, emocionado y meditabundo como Owen Wilson paseando por los muelles del Sena... como yo también lo hice hace años en París, igualmente bajo la lluvia de ese cielo gris plomizo y quizá, sólo quizá, aún espere una Léa Seydoux que me devuelva al presente.
poverello
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow