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Voto de Chris Jiménez:
9
Bélico. Drama Guerra de Vietnam. Recién incorporado a su pelotón, en la jungla vietnamita, el soldado Eriksson (Michael J. Fox) es testigo de un crimen brutal cometido por sus compañeros. Incapaz de permanecer al margen, se enfrentará al resto del pelotón, pero sobre todo al sargento Tony Meserve (Sean Penn), un hombre enérgico y carismático pero desquiciado por el horror y la brutalidad de la guerra. (FILMAFFINITY)
31 de enero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La chica, moribunda, camina por los raíles, con las ropas destrozadas y ensangrentadas. Se oyen gritos, disparos y explosiones por todas partes.
Pero ella sigue caminando, quizá intentando huir de ese infierno, quizá intentado morir de una vez...

No sé si otros también coincidirán, pero yo la considero una de las secuencias más desoladoras que se hayan presenciado en el cine; cuando las balas alcanzan finalmente a la pobre muchacha, violada, maltratada, enferma y a punto de morir, parece que también nos alcanzasen a nosotros. También es, ciertamente, una de las mejores escenas que Brian DePalma ha filmado, y que se encontraría en una de sus mejores películas, "Corazones de Hierro", proyecto de largo aliento en el que se embarcó tras el enorme éxito cosechado con "Los Intocables".
Dicho proyecto sería comentado al director por David Rabe, guionista de la también ambientada en Vietnam "Desechos", a finales de los '70, aunque no se llevó a cabo por falta de presupuesto. La historia de Rabe se basaba en un triste y escandaloso hecho real conocido como el "Incidente de la Colina 192", sucedido el 19 de Noviembre de 1.966, cuando un grupo de jóvenes soldados secuestraron y violaron brutalmente a una joven vietnamita llamada Phan Thi Mao, para luego asesinarla en pleno combate. Sólo uno del grupo la defendió e hizo lo posible para que sus compañeros fueran condenados: Robert Storeby. Estos sucesos fueron recogidos y publicados por Daniel Lang en el New Yorker tres años más tarde.

Después se intentaron adaptar en multitud de ocasiones sin resultado alguno, conseguido al final por Michael Verhoeven en 1.970 con "O.K.". Y es que, en aquella década, la industria del cine daba la espalda a la Guerra de Vietnam, casi sin excepción, por considerarse un tema impopular y dudosamente rentable, todo lo contrario de lo que ocurriría en los '80, que a raíz de clásicos pioneros como "Apocalypse Now!", "Los Chicos de la Compañía "C" ", "La Patrulla" o "El Cazador", las pantallas se llenaban de películas bélicas con el conflicto américo-vietnamita de tema central, y más aún tras el estreno de "Platoon". En el guión de Rabe, Phan Thi Mao pasa a ser Than Thi Oanh, y Robert Storeby es Max Eriksson.
Éste, como muchos otros jóvenes, es enviado por su propio Gobierno a matar y ver morir a sus compatriotas y amigos en una guerra absurda de principio a fin, que habría de convertirse en el fenómeno sociológico más importante y doloroso de cuantos amargaban la vida de la sociedad americana. Una de las mayores virtudes de DePalma es su habilidad para mostrar a Max indefenso y hacer que nos sintamos identificados con él, acorralado por los vietcongs o por los desalmados de sus compañeros, que, con el odio hacia los lugareños vietnamitas impreso en sus degeneradas almas, no tienen reparos en raptar a una chica y violarla sin compasión (escena que es el revés de pesadilla de aquella de "La Chaqueta Metálica" en donde una joven prostituta negociaba con los soldados).

La historia se nos presenta a modo de "flashback" empezando en un autobús cuando Max se sumerge en la pesadilla de los sucesos pasados al ver a una mujer que, a todas luces, parece la reencarnación de la pobre Than Thi Oanh, ya muerta (ejercicio que remite a "Fascinación" y que más adelante servirá para confundir al espectador y con el que DePalma nunca olvidará las influencias de su mentor Hitchcock en lo respecto a las figuras femeninas dobles y las cortinas de humo argumentales). Entonces entramos con Max en esa espesa jungla en donde la atmósfera es realmente desasosegante; el director nos mete con inusitada crudeza en el corazón de la violencia y el horror.
Un horror que se expresará a través del desprecio de los soldados hacia los vietnamitas y la muerte de Brown (en una guerra mueren los de un bando y los de otro) hasta llegar al secuestro de Than en el pueblo; Max se pretende duro pero no está hecho para ese infierno, y, como él, no somos capaces de soportar las torturas y vejaciones sufridas por la chica, cuyo amoratado rostro es la encarnación misma del sufrimiento. De este modo, el director deja los convencionalismos del género bélico en el que está enmarcado el film para profundizar en un descorazonador drama y más tarde en el suspense y la intriga, que predominarán en toda la media hora final.

Será cuando Max decida denunciar a sus compañeros y buscar algo de comprensión y justicia por la memoria de la joven que en vano intentó proteger, lo que de cara a sus corruptos superiores será tratado como un "inevitable asunto de guerra". En este tramo DePalma regresa con sus marcas de la casa heredadas de Hitchcock (el plano subjetivo de un anónimo asesino acechando a Max) y desembocando en un juicio que remite directamente al de "Rasho-mon", dejando a nuestra propia opinión la condena que han de recibir los soldados.
Un espléndido Michael J. Fox y un Sean Penn del todo odioso se enfrentan en un intenso duelo interpretativo, bien acompañados de los entonces debutantes John C. Reilly y John Leguizamo, el también detestable Don P. Harvey y un joven Ving Rhames, aunque los aplausos se los acaba llevando Thuy Thu Le, que brinda una magistral actuación metiéndose en la piel de Than (y que también encarnará a la estudiante del autobús). Igualmente brillantes resultan la banda sonora de Ennio Morricone, la fotografía de Stephen Burum y la arrolladora puesta en escena de un Brian DePalma en plenas facultades.

"Corazones de Hierro" sería duramente criticada por los veteranos de Vietnam (cómo no) y su resultado en taquilla distó mucho de ser lucrativo.
Hoy en día, sin embargo, es un auténtico clásico del género y, sobre todo, de esa serie de obras que trataron muy bien aquella espantosa guerra de cerca.
Chris Jiménez
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