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Voto de Chris Jiménez:
7
Thriller Leigh Michaels es la flamante directora de noticas de una cadena de televisión neoyorquina que acepta el traslado a Los Ángeles para poner tierra de por medio en un asunto del corazón, pero ni su privilegiada posición ni sus encantos hacen mella en la policía cuando denuncia el acoso al que está siendo sometida. Lee recibe llamadas telefónicas de un misterioso individuo que vive en el apartamento frente al de ella. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2023
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Silencio, unos segundos...entonces una respiración al otro lado del teléfono...y de nuevo silencio...
Y se produce el mayor terror que uno pueda imaginar. No a espíritus, ni a monstruos, ni a demonios, sino el terror a la incertidumbre y a lo desconocido. Y más aún de noche y solo.

Y este es el terror que usa John Carpenter con el mayor de los tinos en el tal vez menos conocido título de su filmografía de no existir aquel "biopic" de Elvis Presley; debe de ser el formato televisivo lo que produce dudas. Estamos en esa etapa todavía muy temprana de su carrera, cuando ha dejado un tanto aparcado el cine tras recibir los elogios por su "Asalto a la Comisaría del Distrito 13", proyectada nada menos que en Cannes con tremendo éxito y estupefacción a partes iguales; según él sería un tiempo de aprendizaje sobre la programación, la economía de medios y el contacto con la industria televisiva.
Warner Bros. Television le contrata para escribir y dirigir una película que parecía pensada para un estreno en las grandes pantallas, y lo imagina a partir de un incidente real. Con él empieza "Alguien me está Espiando", desde un plano general de Los Angeles nocturno que reduce su tamaño hasta habitar un apartamento en penumbra donde aquél filma con unos movimientos más propios de DePalma. La influencia está más que clara al precipitarse sobre la ventana el inmenso tubo de un telescopio, y el movimiento que practica la cámara, el de convertir al espectador en observador hacia el lado contrario, es el mismo que el ya visto en "La Escalera de Caracol", o, ajustándose más a la referencia del cineasta, en "Psicosis".

Nuestro ojo es el del acosador de voz ronca que consigue asesinar a distancia a una chica que jamás veremos. No obstante, teniendo en cuenta lo que vendrá después, parece un traspiés de principiante por desear meternos demasiado rápido en el microcosmos de la trama, la cual debiera empezar con esa fachada inalcanzable y el apartamento en el que se instala Leigh, sobre todo por el curioso contraste entre la personalidad descarada y fuerte que imprime al personaje Lauren Hutton (la posterior Michelle de "American Gigolo") y las dimensiones que captura Carpenter del interior de dicha vivienda, limitadas aunque espaciosas, de imposible escapatoria para una víctima y muchos rincones para servir de escondite a un intruso.
Aunque sus personajes suelen ser de trazo grueso, en el guión éste sabe desarrollar a su protagonista, para que su evolución ante el peligro sea creíble y podamos después considerarla una heroína. Por otro lado el formato televisivo y el esquema de dos semanas de rodaje no empaña su virtud tras la cámara: no filma, aunque lo parecía, con la hiperestilización de DePalma; su registro del suspense y la sorpresa es preciso, directo, áspero. Recuerda más bien a Polanski, Cronenberg (el paralelismo con la paranoia vecinal de "Shivers") o al Eastwood que homenajeaba a Hitchcock en "Play Misty for Me".

No hay duda que es al maestro británico a quien sirve una buena ración de guiños, si bien la idea de mantener al público siempre del lado de un observador de movimiento impedido como sucedía en "La Ventana Indiscreta" se amplia. Leigh (con el nombre de la protagonista de "Psicosis", para más inri) se mueve, se defiende, no es sólo la proyección de alguien que la usa de espectáculo voyeur y en cuya sala de cine con telescopio ya nos hemos adentrado; es, a todos los efectos, el preámbulo de esa Laurie Strode que lucha a brazo partido contra su Michael Myers particular.
Y esa es una baza a recalcar. Carpenter no precisa de tramas detectivescas ni misterios complicados; su historia se basa en la tensión del miedo a la amenaza y en el juego de inteligencia y audacia entre la acosada y el acosador, quien no será nada más que una silueta de fondo, una voz sin rostro o un espectro difuminado: ni más ni menos que la misma esencia del horror tomando forma y presencia. Al otro lado una ley incompetente y torpe y un sistema social que deja desnudos a los ciudadanos ante la intromisión en sus hogares; visión bastante desfasada aunque esto debe mirarse con la perspectiva de una Norteamérica a finales de los '70 no muy fiable, y no con la actual.

Ya que, y es inevitable pensar en ello mientras se ve la película, las autoridades se desvivirían por proteger a una mujer con la más mínima prueba de acoso; también, de ser realizada hoy, la protagonista no precisaría de compañía masculina, le bastaría con esa amiga lesbiana que muy audazmente introduce el neoyorkino (tanto más cuanto que se trata de un producto televisivo), y que interpreta la bellísima Adrienne Barbeau, su futura esposa. Por lo menos, al contrario que Laurie, Leigh tendrá a un hombre que la apoya en todo lo que pueda.
En este caso un correcto (aun siendo metido con calzador) David Birney (el Frank Serpico en la serie de televisión), si bien será ella quien tome las riendas del asunto. Y en comparación, Hutton no grita tanto como Jamie Lee Curtis, pero sabe muy bien reflejar lo que debe ser un acorralamiento en el domicilio propio, con su rostro desencajado por el miedo al descubrir la ausencia de teclas en el teléfono, la puerta cerrada con llave y los interruptores fundidos en un clímax de gran inventiva y perfecto dominio de las atmósferas, el espacio y el ritmo que ni el mismo DePalma hubiera firmado mejor.

Para dos semanas, un esfuerzo digno del mayor de los elogios. Carpenter deja las tramas fantasiosas, que ya pasarían a ocupar toda su carrera, y se refugia únicamente en el horror íntimo, tangible y desasosegante, reforzando esto la intensidad de la música de Harry Sukman.
A poco antes de iniciar el arduo y agotador rodaje de "La Noche de Halloween", ya demuestra dotes de gran maestro del género con esta historia que bien mirado podría tratarse de un capítulo de "Alfred Hitchcock Presenta".
Chris Jiménez
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