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Voto de Chris Jiménez:
6
Cine negro. Thriller. Drama Frank Johnson (Ross Elliott) es testigo de un asesinato mientras pasea una noche a su perro. El inspector Ferris (Robert Keith) le pide que declare ante el gran jurado, pero Frank decide huir. Su mujer, Eleanor (Ann Sheridan), que además piensa que en realidad huye de un matrimonio fracasado, obtiene la ayuda de un periodista, Danny Leggett (Dennis O'Keefe), para localizar a su marido. Pero ellos no son los únicos que le están buscando... (FILMAFFINITY) [+]
30 de octubre de 2017
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mitad de la noche, un joven pasea tranquilamente a su perro, ignorante de los muchos peligros que entrañan las calles de San Francisco, y poco podía presagiar de que en ese mismo instante sería testigo del crimen cometido por un individuo arropado por la oscuridad pero al que sin duda pudo ver el rostro.

A partir de ese momento no sólo la policía de la ciudad y su infeliz esposa se pondrán en su busca, sino además el hombre que por poco acaba también con su vida. Así, directamente y sin dar rodeos innecesarios comienza una excitante persecución que se desarrolla en poco menos de 77 minutos, todo de la mano del actor convertido en director de cine Norman Foster, responsable de muchas de las aventuras de Mr. Moto interpretadas por Peter Lorre y de films como "Sangre en las Manos" o "Estambul", que realizó en colaboración de Orson Welles, dirigiendo durante los últimos años de su carrera únicamente episodios para numerosas series de televisión como "Doctor Who" y "Batman".
Aquí, adaptando el relato de Sylvia Tate "Hombre a la Fuga" y junto a Alan Campbell en el guión, Foster consigue regalarnos un estupendo ejercicio de suspense que nos narra la huida que emprende Frank Johnson, un hombre inocente y asustado, testigo de un crimen horrible, que prefiere desaparecer y esconderse antes de que la policía le localice y termine en protección de testigos, con el miedo constante de lo que eso supone para él, ya que el tipo que vio ser asesinado también se estaba siendo protegido por la policía. Su mujer Eleanor, con la que no mantiene precisamente una relación estable, se aliará con un curioso periodista, Leggett, para dar con él antes de que otro le encuentre y le liquide también.

"La Fugitiva", enmarcada en esa nómina de películas serie "B" condenadas al olvido más injusto, desarrolla, sin embargo, una sencilla y entretenida trama de electrizante suspense de lo más eficaz, destilando esa esencia pura de cine negro de la época en una línea no muy diferente a la que seguían aquellos films de inocentes perseguidos que el maestro Hitchcock realizaba en Inglaterra veinte años antes, encontrándose su influencia en títulos como "Inocencia y Juventud" o "39 Escalones", sin ir más lejos (aunque las influencias también se hallan en Lang, DeToth, Siodmak o cualquier director influyente dentro del "noir").
Foster sabe como invertir el tiempo, como ir directo al grano en una historia que no da un respiro al espectador, que juega con las claves más clásicas y trilladas de los films de gangsters y detectives, llenando de pistas una trama que en realidad no se presenta nada complicada, ya que sobre todo se centra en la búsqueda de Frank que realiza la esposa junto al periodista. En ese devenir continuo y frenético de los personajes por San Francisco que nos presenta el director se añade además un ligero toque de humor y gotas de profundo melodrama, ya que al final dicha búsqueda que empieza realizando Eleanor de su marido no se queda en una búsqueda física, sino también de perdón y reconciliación amorosa al ir descubriendo poco a poco cosas de él que desconocía.

La guapísima pelirroja Ann Sheridan encarna a esta mujer, aportando a la vez fragilidad, atrevimiento y un descaro de lo más sugerente y hasta sensual; el aspecto más cómico viene dado por la estereotipada figura de ese inspector sarcástico y demasiado perspicaz interpretado por Robert Keith, y Dennis O'Keefe se mete en un papel ambiguo y lleno de matices a pesar de ser un arquetipo de este tipo de films.
Foster dirige con nervio, y con una gran economía de medios nos introduce sin problemas en la trepidante persecución del protagonista, dándonos unas maravillosas tomas del San Francisco de los '50, brillantemente fotografiada por Hal Mohr, y demostrando su habilidad como director (pese a sus claras influencias) en ciertas secuencias que acaban resultando frescas y originales, como en esos planos tomados con la cámara inclinada en la escena en la que Eleanor y Danny investigan por el muelle o ese gran final en la montaña rusa digno del mismísimo Hitchcock.

Ni es la mejor del género ni la más innovadora, pero para el fan del cine negro más genuino, como un servidor, será una pequeña joya a descubrir y retener en su videoteca, lejos de lo escaso que pueda resultar tanto su metraje como su presupuesto.
Eso sí, el detalle de que a poco más de media hora ya se descubra la identidad del asesino, lo que habría supuesto el mayor giro de la trama, le resta puntos al film, ya que, en mi opinión, debería haberse mantenido en secreto hasta el mismísimo final.
Chris Jiménez
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