Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Chris Jiménez:
7
Thriller. Drama. Intriga Michael y Karen Carr forman una joven pareja de clase acomodada. Un día, llaman a la policía para denunciar un intento de robo en su lujosa residencia. El agente que les ayuda es Pete Davis, un hombre aparentemente afable que se introduce poco a poco en la vida de la feliz pareja. (FILMAFFINITY)
28 de setiembre de 2017
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo podemos sentirnos seguros en nuestro día a día si alguien nos acosa constantemente, siguiendo todos y cada uno de nuestros movimientos, vigilándonos y poniendo en peligro la seguridad de nuestro hogar?
Acudir a la policía sería una opción, pero...¿y si esa persona es precisamente un policía?

Resultan ser dos graves problemas de nuestra sociedad: por un lado el continuo acoso, por otro la corrupción policial. ¿Cómo vamos confiar en la ley y el orden que imponen las fuerzas de protección si entre ellas hay elementos corruptos y psicóticos? Llegado este punto únicamente nosotros somos capaces de proteger nuestra casa y a nuestra familia, aplicando nuestra propia ley, aunque nada tenga que ver si esa acción está conducida por la falta de ética; a veces uno ha de defenderse por sí mismo. Este se ha convertido en uno de los temas más recurrentes del "thriller", y en concreto daría mucho juego durante los años '80 y '90.
La invasión de la propiedad, el asalto a la intimidad, la pérdida de control de la vida de uno mismo, la impotencia como ciudadano, la asunción de la violencia por encima de la moral como único medio de escape, todo ello quedaría reflejado en notables obras como "De Repente un Extraño", "Ojo por Ojo", "La Mano que Mece la Cuna", la australiana "Calma Total" o la japonesa "Audition", que explotaban el personaje del sociópata frío, inteligente y acosador. A principios de década, cuando el cine de suspense con tintes eróticos generaba mucho éxito en taquilla, el interesante artesano Jonathan Kaplan, muy aplaudido poco antes por "Acusados", volvería al género con la que sería una de sus más recordadas obras.

Y lo haría con una historia firmada por Lewis Colick (aunque concebida a seis manos), responsable de los guiones de "Los Jueces de la Noche" o "Fantasmas del Pasado", con el acertado título "Unlawful Entry" (olvidémonos de la estúpida traducción al español), que resume de forma perfecta el tema a tratar, y es que desde el mismísimo instante en que un plano aéreo abre la película hasta posarse la escrutadora cámara de Kaplan sobre la casa de los protagonistas ya se nos está avisando de la intrusión, de la invasión de la intimidad, y ello lo reafirma ese intenso inicio en el que un delincuente entra finalmente al hogar de Michael y Karen Carr.
Ni el guionista ni el director se sirven de insulsos prólogos y prefieren apuntar al más inquietante suspense, acorralando y poniendo en peligro a sus personajes desde el principio; y uno podría cometer el error de pensar que al llegar la policía la seguridad ya está completamente garantizada...pero nada más lejos de la realidad. Valga el momento en que Karen baja por las escaleras y es atravesada por la mirada penetrante y nada tranquilizadora del agente Peter Davis (los ojos del villano son de gran importancia en este tipo de films, y los de él provocan escalofríos). La trampa está servida y el elemento de la discordia presentado.

Se juega con dos cuestiones: ¿cómo defenderse un ciudadano que ha de cumplir las normas de la sociedad de alguien que viola su intimidad y se introduce en su vida cual virus destructor y cómo hacerlo si ese alguien debe supuestamente velar por la seguridad ciudadana como policía que es? El acoso y la corrupción policial, dos temas que confluyen, resorte de los desastrosos acontecimientos y punto esencial para ponernos en la piel de los protagonistas, las impotentes víctimas, y hacernos sentir como ellos (porque esa es la baza con la que cuentan estos "thrillers" para generar toda la tensión y la intriga).
No pasa mucho tiempo para que descubramos la grotesca figura de maestro de ceremonios que es Peter, un ser amargo, enigmático y melancólico del que no averiguaremos mucho (un acierto mantener esto en secreto) que se sirve de la apariencia ante Karen y se escuda tras su placa de policía y el lema de éstos ("Proteger y servir"), un seguro infalible, y mientras su aproximación a Karen se reitera y cada vez con más intensidad, crecerá el miedo de Michael y ya sólo queda temerse lo peor. La reflexión de Colick nos advierte de los peligros que entraña la justicia personal, pero a la vez de la desconfianza hacia aquéllos que ejercen la ley con su propia mano, capaces de erigirse en jueces, jurados y verdugos.

Y porque están realmente capacitados para ello y porque así lo dicta el sistema, un sistema a todas luces inocente e ignorante de los peligros que, a nivel individual, acechan a toda la sociedad. No obstante el guión, que unido al estilo de Kaplan hace remitir al film a los lindes de "Atracción Fatal", "Asuntos Sucios", "Malas Influencias" y a las mencionadas obras de John Schlesinger y Curtis Hanson (estrenada el mismo año), presenta clichés que convierten en maniqueos a los personajes además de derivar todo el último tramo en una serie de sucesos cuando menos poco creíbles, y buscando en última instancia lo emocionante y lo previsible.
¿No sería más coherente que la mujer tomara las riendas de la situación y se defendiera en lugar de tener que esperar a la providencial e imposible llegada del marido? El caso es que el argumento está hecho así para que esto ocurra, pero el resultado, pese a su efectismo, no es el más adecuado. Gran parte del atractivo del film reside en la química del trío protagonista, un Ray Liotta temible y repulsivo al que le queda como un guante su papel, un Kurt Russell correcto en la piel de marido asustado y la preciosísima Madeleine Stowe, quien por aquel momento (y sin gozar de una excesiva voluptuosidad física) era una de las actrices más sensuales de Hollywood.

Este retorcido "thriller" de intriga y tintes eróticos de Kaplan, cuya carrera fílmica se saldó con una buena recaudación en taquilla, la podemos seguir recordando hoy día, como otras tantas de su estilo y época, gracias a que la pasan por televisión con bastante asiduidad.
Su capacidad para enganchar al espectador sigue siendo envidiable.
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow