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España España · Cinebulosa
Voto de Sergio Roma:
8
Drama Daigo Kobayashi, antiguo violoncelista de una orquesta que se acaba de disolver, acaba vagando por las calles sin trabajo y sin demasiada esperanza. Por ello decide regresar a su ciudad natal en compañía de su esposa. Allí consigue un empleo como enterrador: limpia los cuerpos, los coloca en su ataud y los envía al otro mundo de la mejor forma posible. Aunque su esposa y sus vecinos contemplan con desagrado este puesto, Daigo descubrirá ... [+]
8 de julio de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es en Oriente, donde la ceremonia de amortajamiento, (que consiste en lavar, maquillar, y en definitiva dejar lo más presentable posible al difunto ante la presencia de sus allegados) cobra una mayor importancia y se transforma en un ritual de enorme significación.

El actor protagonista Masahiro Motoki, fue el verdadero impulsor de la idea de esta original película, a raíz de un viaje a la India, donde pudo observar con detalle la importancia que se le da a ese oficio en dicho país, y en términos generales, la naturalidad con la que conviven vida y muerte, luz y oscuridad. La capacidad de mirar de frente a la muerte, y asumirla con absoluta sencillez dejó fascinado al actor japonés.

Con este molde, Kundo Koyama se encargó de elaborar un guión que pusiera de relieve una infinidad de aspectos en torno a este tema, y el director Yojiro Takita se encargó de dar vida a un mundo olvidado, rechazado en algunos aspectos, pero sobre todo un eje central donde construir en torno a él, todo un recital de temas relacionados con la amistad, la pareja, las relaciones familiares y laborales y las dificultades de construir una armonía alrededor de uno mismo. Yakita emplea diversos matices cómicos donde enfocar un adecuado contraste en momentos de compleja tensión. Utiliza el humor como salvaguarda de un ambiente escabroso, un destello de luz que se erige en torno a una obligada y profunda sombra silenciosa que lo intenta abarcar todo. Para ello, difícilmente podía haber encontrado un actor mejor que Masahiro Motoki, que aporta ese grado de inocencia e incredulidad en sus comienzos, y destreza y personalidad a lo largo de la serie de acontecimientos en los que se ve envuelto, combinando a la perfección humor, drama, ternura y pasión. A su lado, la joven Ryoko Hirosue aporta la frescura necesaria que necesita el personaje que si bien se mantiene fiel en sus inicios a su pareja, más tarde se ve en la disyuntiva de afrontar una difícil convivencia con algo que no acaba de entender.

"Despedidas" se enmarcan dentro de un tono amable en torno a la última visión del difunto, subrayando su aspecto estético y artístico y dando importancia a la forma sobre el fondo, convirtiendo esa despedida en un enigmático viaje donde la persona que se despide se presenta con su aspecto más deslumbrante, y si cabe evocador.
Todo está cuidado y buscando un encaje casi milimétrico, incluyendo una sensual música a cargo de Joe Hisaishi (habitual en los filmes de Takita) y una estupenda fotografía ambientada en los escenarios naturales de la zona de Yamagata. Todo bajo una dirección llena de matices y con un profundo interés por ofrecer naturalidad a lo que a priori produce un habitual rechazo.
La vida y la muerte en una singular convivencia. La última despedida provista del mejor atuendo y el más sobrio maquillaje. Manos capaces de amortajar con la misma dulzura con la que acarician un instrumento musical. Cine de categoría superior.
Sergio Roma
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