La película intenta satisfacer tanto al fan del anime como al espectador más simplón, el resultado puede ser insatisfactorio para ambas partes. El espectador puede no sentirse atraído por este mundo con una temática que ya conoce (de otras pelis irónicamente basadas en el anime de Ghost in the shell) y desagradarle el clima oscuro propuesto por Rupert Sanders, mientras que al fan le puede resultar frustrante la simplificación de las tramas originales a un mero problema de memoria. Visualmente espectacular, propuesta correcta, pero se convierte en un producto demasiado previsible, lo que resulta hiriente teniendo en cuenta de dónde viene. Muy poca valentía en estos últimos años en Hollywood.