Manola, profesora de secundaria hastiada y al borde del suicidio, decide ponerse el mundo por montera cuando llega el verano. Virgen a sus cuarenta y cuatro al no haber podido encontrar al su príncipe azul entre los miembros del claustro de su centro, Manola viaja a Jaén con la infundada esperanza de avistar entre los abigarrados olivares al hombre ideal.

Con estos mimbres teje José Luís López Linares una sorprendente epopeya, ferozmente humana y digna de entrar por el recto en los anales de la cinematografía jienense posterior al franquismo. Con un transgresor formato documental hábilmente hilado por la perenne voz en off de Fuencislo Coz y apoyado sin embajes por la atrevida fotografía de Maruja Gutiérrez, el director consigue una puesta en escena, fluida y electrizante.

Como apuntó en su día Laureano López- Rodó: "López-Linares ha conseguido con este tour de force volver a poner a Jaén en el panorama cinematográfico nacional, del que -quizás- no debería haber salido nunca"