14 de octubre de 2017
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Con el respaldo de un guión lleno de réplicas y diálogos afilados, con el colchón que supone una buena dirección y unos actores de muy buen nivel, Jessica Chastain borda un papel de ejecutiva lobista implacable, en una especie de thriller político que acaba con un juicio y un vuelvo final muy del estilo americano y que, no obstante, deja al espectador el regusto de haber visto una buena película. Sin duda, por encima de todo, haber disfrutado de una actriz que sin duda está entre las mejores de su generación y que, además, vive un momento de madurez total. Una buena película de género, sin duda.
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