Tras el éxito logrado con “Tiburón”, Steven Spilelberg se convirtió en el director más cotizado de la industria cinematográfica, y ya no fueron cinco millones sino ¡veinte!, de los cuales dispuso para realizar “ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE” … e incluso, un guion previamente escrito por Paul Schrader, se dio el lujo de descartarlo y fue él mismo quien escribió la historia definitiva conservando tan solo el título, pues, ya otra idea rondaba por su cabeza. Desconozco lo que escribiera Schrader, pero, presiento que lo suyo pudo contener una mayor profundidad psicológica y sociológica, pues, entre sus créditos hay cosas de antes como “Obsession” y sobre todo de después como “Blue Collar”, “Raging Bull” y otras, que dan cuenta de una mente calificada … aunque también queda mantener cierta reserva porque, ocasionalmente, Schrader ha tenido unas salidas en falso abrumadoras.

Lo que logra, Spielberg, con su historia, puede verse en principio bastante liviano, pues, la trama se resume ligeramente en que, unos científicos comienzan a tener resultados positivos acerca de la presencia de naves espaciales extraterrestres, al tiempo que, un grupo de personas comienza a tener visiones y una extraña idea acerca de un lugar al que deben acudir, donde se producirá para ellos un Encuentro del Tercer Tipo.

Fue el astrónomo y ufólogo estadounidense, Josef Allen Hynek quien introdujo los tres tipos básicos de encuentros posibles: El Primer Tipo, es el avistamiento (a menos de 150 metros de distancia) de platillos voladores u otra clase de nave aérea que luzca demasiado avanzada como para proceder de tecnología humana. El Segundo Tipo, incluye presenciar el aterrizaje de la nave y que haya evidencia física de este hecho. Y el Tercer Tipo: observación + aterrizaje + visión de las entidades animadas (ocupantes alienígenas), es el que vamos a ver en esta historia que tiene una base ideológica bastante positiva: Por fin aquí, el hombre comprende que seres que han alcanzado tan elevados avances tecnológicos y que nunca en la historia humana han dado prueba -real- de agresividad alguna, no pueden ser vistos con la menor reserva, pues, sólo progreso podrían traernos en caso de que, un día, fuese posible contactar con ellos. Desde ese instante (1:57h.) cuando vemos al numeroso equipo de científicos y empleados de la NASA acercarse, ¡sin una sola arma!, y con el corazón dispuesto hasta la nave espacial que comienza su aterrizaje, la película adquiere un aire espiritual que da cuenta de que -contra todo- estamos avanzando… y creo que, no hay alguien que no haya sentido henchirse su corazón ante tan maravilloso encuentro.

En este orden de ideas, puede no haber sido muy afortunado mostrar la abducción del pequeño Barry como una suerte de secuestro, cuando pudimos haberle visto ir voluntariamente hacia los aliens como lo hizo la primera vez. Resulta muy pobre la presencia de Lacombe (Francois Truffaut) como un científico incapaz de franquear la barrera del idioma=acercamiento entre naciones; y me resultó también infortunado que, el punto de encuentro se llame Devil’s Tower, pues, lo que allí sucede es realmente para convertir aquel lugar en un monumento a la paz.

La película también se excede en los amagues antes del hecho crucial; algunos desplazamientos se vuelven excesivamente largos, y algunas situaciones son plenamente descartables; y de no ser por un par de escenas (la primera visión de Neary y su delicioso acto “demencial” a la vista de todo el barrio) creo que algunos hubiéramos abandonado la sala.

Con todo, valió la pena llegar hasta el punto culminante cuando, “ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE”, enaltece al cine de ciencia-ficción con esa proposición fraternal que tanto bien nos hace.

Título para Latinoamérica: ENCUENTROS CERCANOS DEL TERCER TIPO