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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama Raskolnikov, un estudiante pobre, asesina y roba a una vieja avara y considera que su crimen está justificado porque la considera un parásito de la sociedad. Al principio consigue eludir las sospechas de la policía, pero no el tormento que le causa su aislamiento y su sentimiento de culpa. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2009
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los grandes emisarios que la literatura ha traído al mundo para favorecer el entendimiento humano, se llama, Fiódor Dostoyevski (Фёдор Достоевский). Habiendo conocido, por experiencia propia y desde su nacimiento, la miseria y la violencia intrafamiliar -apenas menguada por una madre amorosa-, y habiendo padecido el martirio de la cárcel; el cepo al que conduce el juego; y otros tantos abismos a donde suele caer el hombre en sus desafueros, el autor de grandes títulos como, “Los Hermanos Karamázov”, “El Jugador”, “El Idiota”… y muchas otras, consigue una combinación perfecta de entendimiento racional y de poderosa emotividad, que llevan a sus novelas hasta las más altas cimas literarias. Sus personajes se mueven en un medio social que él recrea con conocimiento de causa y de primera mano, y entre ellos, una pesadumbre y una gran fortaleza moral luchan desesperadas con la esperanza de que pueda entrar la luz.

Escrita en 1865, con el lastre de sentirse arruinado en las ruletas, “Crimen y Castigo” posee una combinación tan equilibrada de racionalidad y emotividad, de fría agudeza y de honda espiritualidad, de dominio intelectual y de poder moral que, al final, se convierte en una majestuosa exaltación de la grandeza humana.

Rodión Raskólnikov, es el brillante graduado que, exasperado con la iniquidad de la sociedad que padece, decide ejercer lo que, él considera, es justicia. Curiosamente y al observar, luego de cometido su crimen, el comportamiento y el sentir de algunas sencillas mujeres, consigue sacar a flote un valor que no poseía, y "enterrando" así sus miedos, se enfrenta con la mayor legitimidad de que puede hacer acopio, a un inspector que se la juega para poder apresarlo.

Sonia, una dulce y hermosa chica que, aferrada a su fe, decide ejercer la prostitución para salvar del hambre a sus hermanitos, se convierte en el mayor peso moral para la maltrecha conciencia de Raskólnikov, y también su madre y su buena hermana Dunia -asediada ésta por ampulosos hombres adinerados que ansían casarse con ella sin ofrecerle más atractivo que sucios billetes-, hacen que, el experto en criminalística y admirado por un artículo publicado en el Current Review, sienta sacudirse hasta lo más hondo de su propio ser.

Por otra parte, Dostoyevski ilustra con fineza el sentir moral de aquellos que tienen en sus manos el ejercicio de la justicia social. “¿Usted mandaría a un hombre inocente a la horca?” –pregunta Raskólnikov al inspector Porfiry. “¿Por qué no? –Responde éste– Lo haría, aunque sólo fuera para conservar mi prestigio”.

Josef von Sternberg, consigue una versión muy personal de <<CRIMEN Y CASTIGO>>, equilibradamente contenida en su expresión dramática y con brillantes actuaciones entre las que, Peter Lorre, destaca por la fuerza de su caracterización.

Y ojalá nos quede claro para bien de nuestras existencias: “No hay prisión más temible que la propia conciencia”.
Luis Guillermo Cardona
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