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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama Clásico del cine mudo que muestra a través de varios episodios históricos las injusticias provocadas por la intolerancia religiosa y social. La idea inicial de Griffith era narrar las sangrientas huelgas de 1912 en EE.UU. (un huelguista es acusado de la muerte de su patrón), pero después decidió rodar tres episodios más: "La caída de Babilonia, "La Pasión de Cristo" y "La noche de San Bartolomé" (sangriento episodio de las luchas entre ... [+]
4 de setiembre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cerca de 2.5 millones de dólares y dos años en la producción y el rodaje, invirtió David W. Griffith, para sacar adelante, “INTOLERANCIA”, la película con la que quiso expresar, primero, la “intolerancia” que la crítica progresista había tenido para con su película anterior “El Nacimiento de una Nación”; y después, para demostrar que la intolerancia hace parte de la esencia humana desde los más remotos tiempos de la humanidad hasta el, todavía gris, día de hoy.

¿Fue la crítica intolerante con el ‘todopoderoso’, Griffith? Definamos ahora qué es realmente la intolerancia y entonces tendremos la respuesta: Si la tolerancia viene a ser la consideración, la indulgencia y el respeto hacia todo aquel que piensa, habla o actúa de manera diferente, la intolerancia es, entonces, la manifestación de palabra, verbal o escrita, o mediante el uso de la represión y/o la violencia, del rechazo, repudio y/o desprecio que se merece lo dicho o propuesto, lo causado o lo creado por alguien.

Pero, así como la tolerancia nos hace más humanos, sensibles y respetuosos hacia los demás, ésta tiene su límite en el punto donde comenzamos a tolerar la violencia generalizada; el vicio que degrada a pueblos enteros; la violación y el abuso que traumatiza a miles de niños, niñas y mujeres; el robo que atenta contra la propiedad de cada vez más personas… o el racismo que pretende hacernos creer que hay una raza superior y “elegida”, y que, a las otras, hay que discriminarlas ¡o aniquilarlas! En este sentido, la intolerancia es necesaria y diríamos ¡urgente! frente a cualquier flagelo que degrade o retrase culturalmente a una sociedad. Igual, hay artículos, obras relacionadas con la producción artística, y otros ejercicios sobre los que, oponerse es a veces necesario… y si en su película, “El Nacimiento de una Nación”, Griffith hacía apología del racismo y de esa oprobiosa y lesiva organización llamada Ku Klux Klan, expresar la intolerancia ante ella era indispensable.

En “INTOLERANCIA”, lo que en principio era una sola historia, fue entusiasmando tanto al director que terminó contando cuatro (I. La madre y la ley, II. La Pasión de Cristo, III. La Masacre de San Bartolomé, y IV. La Caída de Babilonia). La primera historia, donde se cuenta la truncada relación de una joven pareja… ¡hasta que el chico termina siendo acusado de un asesinato!, es más un ejemplo de los errores judiciales que algo directamente relacionado con la intolerancia, pero está muy bien contada. La Pasión de Cristo, en cambio, no sobrepasa la ilustración de unas pocas escenas del evangelio, y sólo algunas composiciones muy estéticas se salvan de un segmento bastante plano que, curiosamente, excluye los momentos claves que ilustrarían la intolerancia hacia Jesús. En cuanto a La Masacre de San Bartolomé, resulta también bastante sosa hasta el, por fin, impactante momento cumbre; pero, donde se luce el director, es en la historia de Babilonia, donde lo da todo para lograr unos majestuosos escenarios y unos ingeniosos desplazamientos de cámara… al tiempo que también se lanza con los que podrían ser los primeros planos eróticos en una gran producción hollywoodense. Aquí, nos cuenta una historia de amor y fidelidad, aunque también la intolerancia hay que cogerla por los pelos, porque se trata, ante todo, de una lucha intestina por el poder.

Por falta de entendimiento del público acostumbrado a las películas lineales de, comúnmente, una hora o poco más de duración, el resultado en las taquillas llevó a Griffith a la quiebra… y ni siquiera cuando intentó exhibir los dos mejores episodios (I y IV) como películas independientes, pudo salir de la bancarrota… pero, contra todo, aún tendríamos Griffith para rato.

Vista con objetividad, “INTOLERANCIA”, contrasta momentos de una plástica admirable, con otros muy opacos y totalmente desafortunados. Su edición, aunque un poco ambivalente, logra un valiosísimo ejercicio de montaje alterno y paralelo que pronto acogeríamos sin objeción alguna. La puesta en escena es imponente y Griffith lo arriesga todo para dejar bien sembrado el cine espectáculo como siempre lo soñara… y la presencia de actrices como Constance Talmadge (La Montañera), Mae Marsh (La Queridita), Margery Wilson (Ojos Marrones) y Lillian Gish como La Madre que Mece la Cuna (símbolo de la permanencia de la humanidad), son los puntos más fuertes de un filme que, contra todo, se merece un lugar importante en la historia del séptimo arte.
Luis Guillermo Cardona
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