Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama. Terror. Thriller Rhoda es una niña de ocho años, perversa, cínica y muy inteligente. Christine, su madre, que sospecha que ha asesinado a un compañero de colegio, acaba relacionando este hecho con otros trágicos accidentes y piensa que la niña puede ser responsable de todos. (FILMAFFINITY)
29 de noviembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Es la herencia genética? ¿Es la formación recibida en el hogar? ¿O es el entorno el que determina el surgimiento de impulsos criminales en una persona? Estas y otras preguntas suelen hacerse las personas que de pronto descubren que, en su hogar, tienen a un familiar que mata sin mayores motivaciones y sin remordimiento alguno.

“MALA SEMILLA” nos va a dar suficientes respuestas a cada uno de estos interrogantes y cada quien estará capacitado para dilucidar si todas las preguntas podrían estar asociadas o sí solo una es la respuesta definitiva a los impulsos asesinos. Escrita en tiempos en que el psicoanálisis de Sigmund Freud y la criminalística estaban en todo su auge, la novela homónima del estadounidense William March –quien falleciera un mes después de que ésta fuera publicada- fue primero adaptada al teatro por Maxwell Anderson y estrenada con gran éxito en Broadway el 8 de diciembre de 1954, donde permaneció en cartelera hasta el 27 de septiembre de 1955, para un total de 334 representaciones.

Los protagonistas habían sido: Nancy Kelly como Christine Penmark, la madre sorprendida y aterrada con las inclinaciones de su hija, quien recibiría el premio Tony por su gran actuación. Patty McCormack, en el impactante rol de Rhoda, la pequeña con una madurez precoz, superordenada e impecable, dispuesta a obtener ¡como sea! todo lo que desea. Eileen Heckart, la atribulada señora Daigle que, con el alcohol, busca escapar de la gran tragedia que ha llegado a su vida. Henry Jones, el “perverso” mayordomo Leroy quien, con una excelente táctica, consigue conectar con Rhoda mucho más de lo que logran los amigos doctos de la familia. Evelyn Varden, la encantadora y generosa arrendataria que siempre verá en Rhoda a un perfecto ángel; y entre otros, Joan Croydon, la impresionada directora para quien la imagen de la escuela significa más que la verdad.

A la hora de elegir el reparto para la adaptación cinematográfica, el director Mervyn LeRoy tomó una sabia decisión: Contaría con todos los protagonistas de la obra teatral y podemos comprobar que estaba absolutamente en uso de razón porque las actuaciones en general son magníficas y la obra desenvuelve una serie de elementos sociológicos, psicológicos y dramáticos, que no dan ocasión de espabilar y con los que los actores se conectan con absoluta eficacia.

Solo ese impropio final -exigido por la obtusa junta de censura de aquellos años, circunstancia que impediría que Billy Wilder hiciera su propia versión de la obra-, quita objetividad y cientificismo a esta, por entonces, novedosa propuesta, pero de resto, creo que estamos ante una de las mejores obras llevadas al cine durante la década de 1950.

Lo aquí planteado debe tomarse en serio, porque bien es cierto que, algunos criminales, como los grandes artistas, comienzan desde muy pequeños. Somos seres polares, cada uno lleva dentro de sí la luz y la oscuridad, y no es dable la fecha ni la razón exacta por la que una polaridad u otra, comenzará a tener un fuerte dominio sobre nuestro pensamiento y sobre nuestros actos.

Y hay que ver lo que una sencilla frase puede remover en el inconsciente patológico de una persona:
“¡Monica me prometió que me daría el periquito!”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow