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Voto de Luis Guillermo Cardona:
3
Thriller. Acción Hasta Nueva York llega Walt Coogan (Clint Eastwood), un sheriff de Arizona que persigue a un peligroso asesino que ha escapado de su jurisdicción. Acostumbrado a utilizar métodos más propios de un vaquero que de un policía, choca con los sistemas que utilizan los agentes de la gran ciudad. (FILMAFFINITY)
18 de enero de 2017
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo han dicho unos cuantos titulados (profesional es el que ejerce con integridad su profesión) y los interesados en la violencia y el castigo, enseguida les creen: “Los delincuentes no pueden resocializarse. El que es ladrón, asesino… o pedófilo, lo será durante toda su vida. Eso se lleva en la sangre”.

O sea que, un hombre trabajador que, a los 30 años, roba en un supermercado porque entró en crisis y se siente obligado a sostener a su familia, ¿fue y será siempre un ladrón? Una honesta mujer de 40 años, ¿fue y será siempre una asesina porque, en respuesta a las constantes agresiones de su marido, un día lo apuñaló? O un profesor de intachable hoja de vida que, cierto día, se sintió tentado por alguna niña en especial, ¿siempre fue y seguirá siendo un abusador?

¡Cuánta razón le cabe a, Henri Charriére (“Papillon”), cuando, con base en su propia experiencia, afirmó: “Un hombre nunca está perdido; es preciso darle una oportunidad para que, ayudándole, se convierta en un hombre honrado”!… y estoy seguro de que, Francisco de Asís, estaría de acuerdo con él.

En la New York de finales de 1960, los estamentos penitenciarios encaminados a los propósitos civilizados de resocialización que tanto reclama la sociedad actual, están haciendo grandes esfuerzos para cumplir con ésta impostergable tarea: Terapia de grupo, cárceles más confortables, un trato digno a los reclusos… hasta que, un día, aparece el ayudante de un sheriff de Arizona -quíen no sólo se viste sino que piensa como un auténtico cowboy- y con la tarea de trasladar a un reo hacia su ciudad, Coogan se encargará de retransmitirnos la rancia e insostenible idea de que, “los delincuentes jamás se resocializan” y, ¡claro!, el director Don Siegel, le facilitará algunos personajillos que corroborarán su hipótesis.

Lo curioso y en lo que no cae en cuenta el director, es que su “héroe” cae justamente en las cosas en las que pretende demostrar su integridad: Defiende a la asistente social del delincuente que la manosea... y luego él mismo patea a una prostituta; a otra jovencita la lanza sin medir si va a lesionarla… y está dispuesto a utilizar sexualmente a cuanta chica se ponga a su alcance (¡Bond, James Bond!). Por otro lado, pareciera estar harto de la laxitud con la que se aplica la ley en el precinto, pero, él mismo viola las normas; asume el caso Ringerman como un hecho personal… y un delincuencillo que demuestra no ser nadie ¡tan temible!, se convierte en todo el asunto por el que 'el cowboy' se desgasta… cuando no hay una chica de por medio.

Mirada objetivamente, ¡y sin deslumbrarse por el machote de Eastwood!, <<LA JUNGLA HUMANA>>, apena se suma a esa indigesta clase de cine que sirve al atraso, a la conservación de las más rancias tradiciones, y al resurgimiento de seres tan lamentables como Donald Trump, que dan la impresión de que, todo lo hasta entonces avanzado, se va a ir al traste y que, de nuevo, la sociedad se va a sumir en la violencia, la intolerancia y el oscurantismo.

¡Cuánto me complacería que nos equivocásemos con él y que también cobrara conciencia como logró hacerlo, luego, el propio Clint Eastwood!

Título para Latinoamérica: MI NOMBRE ES VIOLENCIA
Luis Guillermo Cardona
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