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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Comedia José Luis, el empleado de una funeraria, proyecta emigrar a Alemania para convertirse en un buen mecánico. Su novia es hija de Amadeo, un verdugo profesional. Cuando éste los sorprende en la intimidad, los obliga a casarse. Ante la acuciante falta de medios económicos de los recién casados, Amadeo, que está a punto de jubilarse, trata de persuadir a José Luis para que solicite la plaza que él va a dejar vacante, lo que le daría derecho ... [+]
8 de junio de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En ocasiones -lo he comprobado muchas veces-, somos manipulados por fuerzas extrañas que hacen que ciertas cosas positivas, y también otras lesivas o fatales, sucedan a como dé lugar. En tales casos, la opción de elegir se reduce al mínimo, porque todo se reacomoda para que suceda aquello que TIENE que suceder. ¿Por qué ocurren cosas así? Me lo he preguntado y he llegado a conclusiones como éstas: Primero, porque el constante proceso evolutivo del universo reclama cambios que son impostergables. Después, en cada ser humano hay fervientes y, a veces, inconfesables deseos que fuerzan el fluir de la Ley de Atracción. Por ejemplo, si me siento muy atraído por la chica de al lado, seré complacido con numerosas ocasiones para que pueda abordarla. Si mi deseo muy íntimo es morir, la vida pondrá obstáculos a todos los que pretendan ayudarme. Si el odio me lleva a desear matar a alguien, lo necesario se pondrá a mi alcance para favorecer mi anhelo… y lo único que, quizás, puede salvar al otro es que tenga otra aspiración más fuerte que la mía.

<<EL VERDUGO>>, me ha dejado con la sensación de que se trata de una de esas historias donde la vida hace con alguien lo que se le viene en gana. Lástima que no oyésemos los pensamientos de, José Luis Rodríguez (¡ni cantante, ni presidente, el enterrador de la película!), porque ésto nos hubiese ayudado para entender un poco más el juego de la vida. Pero, muy probablemente, pudo pensar cosas como: “¿Qué se sentirá matar a otro?, ¿Se sentirá uno, una suerte de dios cuando aprieta el gatillo?, ¿Se vuelve uno un hombre de respeto siendo verdugo?”… Preguntas que se convierten en impulsos de experimentación... o quizás, José Luis sólo sintió profunda repugnancia contra la posibilidad de ser aliado de un régimen de terror… y, también sucede que puedes atraer aquello que tú más temes.

Con una encantadora sátira colmada de humor negro, escrita por el director, Luis G. Berlanga, en colaboración con, Rafael Azcona y Ennio Flaiano, y muy bien interpretada por, Nino Manfredi, José Isbert y Emma Penella, la película fluye graciosamente mientras contrasta al verdugo, un anciano con cara de no quebrar un huevo, franco (con minúscula) al cuestionar la manera como “se irrespeta a los ajusticiados en otros países”, y quien asume su tarea de ejecutar condenados a la pena capital, como una labor que, sin reticencia alguna, hay que hacer, porque, “si existe la pena, alguien tiene que aplicarla”. Entre tanto, José Luis, el enterrador de los ajusticiados y nuevo yerno de don Amadeo (el verdugo), siente los mayores escrúpulos contra la labor que éste realiza y ve con consciente repulsa la ejecución de un hombre, mientras que su relación con Carmen, la hija del anciano, se estrecha más y más, hasta lo inevitable.

Le objeto al filme -pero presiento razones-, que muestra una imagen en exceso generosa y respetable de las fuerzas policiales de la época. El mismo verdugo resulta todo un buenazo, y de aquel lado, no hay nadie que inspire miedo alguno… ¡y vaya si lo producían! El final, también me resulta temerosamente ambiguo, pues, bien podría servir a Dios y al diablo, según la inclinación que cada uno tenga.

Creo que, sin censura (o autocensura) de por medio, Luis G. Berlanga hubiera podido lograr con, <<EL VERDUGO>>, su obra maestra.
Luis Guillermo Cardona
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