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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Comedia. Musical Opereta que narra dos historias paralelas que tienen lugar en el pequeño ducado italiano de Bérgamo: una ambientada en el siglo XIX, y la otra en el XVI. Como Lubitsch murió durante el rodaje, la película fue terminada por Otto Preminger. (FILMAFFINITY)
1 de setiembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta su muerte, acaecida el 30 de noviembre de 1947, al director Ernst Lubitsch, le siguieron encantando las historias sofisticadas, con condesas y militares, duques y reyes… y en lujosos palacios o grandes mansiones, pues sabía que esto le permitía desbordar los presupuestos, al tiempo que las historias resultaban muy atractivas y cual cuentos de hadas, lo que bien sabía, resulta muy llamativo para ese grueso número de espectadores que suele llevar una vida sin sorpresas de ningún tipo (de las buenas, ¡porque de las malas abundan!).

Así las cosas, la última película del director alemán fue “LA DAMA DEL ARMIÑO”, también su último encuentro con el estupendo guionista, Samson Raphaelson, quien pareciera haberse propuesto concederle una despedida con todos los honores. Enfermo del corazón desde años atrás, Lubitsch emprende la tarea con claras limitaciones pero una vez más lo da todo de sí para lograr un filme esplendoroso y lleno de gracia por donde se le mire.

La película logra la sofisticación, el buen gusto, la magia y el encanto de las mejores comedias que nos legara este gran director y el cuento entre la condesa Francesca y el Coronel húngaro que se proyecta trescientos años después de que terminara en tragedia, resulta muy bellamente contado y goza de un gran encanto aplicado a cada escena que, al final, deja la sensación de una muy buena despedida.

En su doble papel de Francesca y Angelina, las idénticas condesas de Bergamo del siglo XVI y XIX respectivamente, Betty Grable luce esplendorosa queriendo rehacer una vieja historia y anhelando ser fiel a un marido cuyos pantalones carecen de cinturón. La complementa Douglas Fairbanks Jr., haciendo del militar húngaro que se fascinará con el retrato de la antigua condesa, hasta el punto de sentir que sueños y realidad son ya para él una misma cosa.

El filme cuenta con atractivos efectos especiales; iluminación, escenografía y vestuario son de gran belleza; y el conjunto actoral luce bastante satisfactorio, con Cesar Romero (el “gitano” Mario) y Walter Abel (como el mayor Horvath) complementando las actuaciones con apreciable histrionismo.

El estrés del rodaje, causaría un nuevo paro cardíaco que terminó con la vida del director Lubitsch… y su amigo y compatriota, Otto Preminger, quedaría a cargo de terminar la película, sin buscar reconocimiento en los créditos por lealtad al viejo compañero. Nos queda de Ernst Lubitsch, un legado con inspiración, innovación y mucho ingenio, en el que hubo títulos muy agradables como “La muñeca”, “La mujer del faraón”, “La viuda alegre”, “Angel”… y títulos inolvidables y maravillosos: “El abanico de Lady Windermere”, “El príncipe estudiante”, “Remordimiento”, “El bazar de las sorpresas”, “El diablo dijo no “, “El pecado de Cluny Brown”. Directores como él, son los que han hecho del cine un arte.

Título para Latinoamérica: “LA CONDESA SE RINDE”
Luis Guillermo Cardona
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