Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama. Romance. Intriga. Thriller Queriéndose vengar de Lord Clancharlie, El Rey Jacobo II ordena la muerte y el secuestro de su hijo. Como venganza contra su padre, el niño es secuestrado y deformado su rostro quedándole una sonrisa monstruosa. (FILMAFFINITY)
26 de abril de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra de las grandes novelas que nos legara Victor Hugo, el celebérrimo autor de, “Los Miserables” y “Notre-Dame de París”, fue, “El Hombre que Ríe” (1869), una obra ambientada en la Inglaterra del siglo XVII en la que, el autor rememora otro de los atroces ejercicios que le debemos a las monarquías. En este caso, el robo de niños a los que, luego, cirujanos sin escrúpulos operaban… pero no con el ánimo de sanarlos de algún problema físico, sino con el atroz propósito de convertirlos en fenómenos (monstruos, bufones, saltimbanquis) que luego llegaban a los palacios como el hazmerreír de la “nobleza”… o también a las ferias para divertir al populacho.

En Inglaterra, los niños-juguetes, fue una atroz infamia que contó con la venia del último rey católico, James II (Jacobo II ¿?), quien vendía a los comprachicos, los hijos de sus enemigos o aquellos muchachos que eran encontrados por la guardia en condiciones de abandono y otras circu-e-stancias. Lo que ocurrió con uno de estos niños -hijo de Lord Clancharlie, personaje enviado al exilio-, es lo que va a contarnos, con profunda emotividad y poesía, el gran Victor Hugo, preservando un rigor histórico como muy pocos autores en el mundo han sabido hacerlo.

Leer la novela será siempre un privilegio y un gusto formativo que nadie debería denegarse, más, ver la versión cinematográfica que, en 1928, realizara el admirable realizador alemán, Paul Leni (“El Gabinete de las Figuras de Cera”, “The Cat and the Canary” …), durante su paso por los Estados Unidos de Norteamérica, es otra inolvidable experiencia que bien vale vivir.

Por su magnífica plástica, realizada por un hombre curtido en el manejo de la luz como la usara el expresionismo alemán y diseñador de sets de numerosas películas durante el cine silente, <<El HOMBRE QUE RÍE>>, es una esplendorosa obra de Arte donde cada plano goza de una composición pictórica admirable. La belleza per se, el efecto de conjunto y el significado emocional de cada plano, hacen escuela con esta obra que, además, es del más alto contenido humano.

Pocas son las variaciones que asume Leni (guion de J. Grubb Alexander), a la obra del escritor francés (nos entera desde el principio de lo que, el autor, deja para el climax; dice sí a una cita que, en el libro, se rechazó; omite la rigurosa descripción que hace Víctor Hugo del trato en la prisión de Chatam…) y se le abona que cuida del detalle escénico como si, antes que nada, hubiese deseado complacer a Victor Hugo, escritor de un rigor descriptivo inigualable.

Conrad Veidt, representando a Gwynplaine, vuelve a tener aquí otro de esos roles por los que se le recordará siempre, logrando una creación que nos remueve las fibras más recónditas. Mary Philbin –quien ya había sido su chica en, “The Last Performance”-, posee la suerte de adorable figura que nos describe, Victor Hugo, en su impactante novela. Como la duquesa Josiane, la rusa Olga Baclanova, impacta con su impudor y su reservada ternura; y Cesare Gravina, deja plasmado a un Ursus inolvidable por su gran valor humano.

Dos desaciertos que pude captar: No fue el rey James –como reza el cartel- sino William III, su sucesor, quien procuró el aniquilamiento de los infames comprachicos; y la presencia de Dea en palacio cuando Gwynplaine es nombrado Lord, que es un agregado que no queda debidamente resuelto… no empañan suficientemente una obra que, de resto, brilla por todos los costados.

Adenda: Quienes deseen indagar sobre la génesis del Joker (Guasón) de la serie Batman, aquí la encontrarán.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow