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Voto de Natxo Borràs:
7
Thriller. Acción. Drama Yuri Orlov, un traficante de armas ruso, recorre los países en guerra intentando eludir no sólo la persecución de un implacable agente de la Interpol, sino también la de sus rivales en el negocio e incluso la de alguno de sus clientes, todos ellos importantes dictadores. (FILMAFFINITY)
15 de marzo de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yuri Orlov (Nicolas Cage) es hijo de inmigrantes ucranianos y como un nuevo americano más ha crecido en un ambiente más propicio a sus orígenes familiares. Aunque aparentan ser judíos para llevar adelante el negocio de un restaurante algo incompetente, eso no impide a Yuri conseguir, gracias a su ambición, fijarse un objetivos de cara al futuro; el negocio de las armas. Desde que adquiere su primera metralleta UZI en una sinagoga próxima empieza su despótica e irrefrenable carrera como traficante de alto copete que le llevará a conocer el fin de la Guerra Fría (y que a la vez acabará con vaciar los abastecimientos de Kalaishnikof con destino a Oriente Medio con lo que le supondrá una considerable fuente de ingresos). Aparte de aparentar una vida de lujos y de vivir por encima de sus posibilidades para pretender su corazón al de la modelo y chica de sus sueños Ava Fontaine (Bridget Moynahan), no solo conseguirá casarse con ella sino que adquirirá un enorme apartamento con vistas al Central Park y trabará amistad con Andre Baptiste (Eamonn Walker) sanguinario dictador de Liberia, para continuar con su propenso negocio. Pero todo negocio tiene sus límites.

Increíble demostración de fuerza a base de denuncia que orquestó Andrew Niccol (director de las antiutopías “Gattaca” (1997) o “In Time” (2011) y guionista de “El Show de Truman” (1999) de Peter Weir), al lado de un memorable Nicolas Cage que asiste a su ascenso a la gloria en lo ilegal y denunciable como es el trapicheo en el negocio de armas. Con una habilidad narrativa (memorable el recurso de la voz en off), somos testigos de la maquinaria de guerra que se mueve como comercio en algunos de los momentos más fundamentales de la Historia Contemporánea en la segunda mitad del pasado siglo XX e inicios del XXI, como es la caída del Bloque Soviético, las guerras en Afganistán, Líbano y la tremenda crueldad precavida en diplomacias carniceras como las dictaduras africanas de Liberia o Sierra Leona.

Tal vez se trate de un film de denuncia más pero se halla a la altura de títulos de su momento como por ejemplo “Diamante de Sangre” (Blood Diamond, 2006) de Edward Zwick; “El Último Rey de Escocia” (The Last King of Scotland, 2006) de Kevin MacDonald o la brutal “Johnny Mad Dog” (2008) de Jean-Stéphane Sauvaire.
Natxo Borràs
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