Simpática producción televisiva que aborda el tema de la víspera de Halloween en el si de una pequeña población del Norte de Estados Unidos donde todo el mundo se prepara para tan mágica y lúgubre fiesta: desde el repartidor de periódicos (representado en un niño con una máscara de calavera) al repartidor de la leche y, sobretodo, a los estudiantes del Instituto con sus planes sorpresa para la noche entre los que se incluye husmear en el Museo de Historia para rebuscar en la vida de sus antepasados relacionados con la brujería.

El cementerio será la parada final cuando accidentalmente es invocada una bruja provocando la resurrección de los muertos, con lo que la fiesta está garantizada. Lo, dicho antes, simpático de su función radica en su estética de los ochenta; los muertos saliendo de sus tumbas al estilo del videoclip de Michael Jackson “Thriller”, con la diferencia de que la maestra de ceremonias es Shari Belafonte (hija de Harry, sí, el mismo cantante al que usaron su “Banana Boat Song” para la película “Bitelchus” (1988) de Tim Burton).

Película destinada al público juvenil o adulto que tenga atisbos de nostalgia. Entre sus secundarios podemos ver a Dick Van Patten (el patriarca de la serie “Con Ocho Basta”) y una presencia fugaz de un pequeñísimo Macaulay Culkin.