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Voto de Natxo Borràs:
10
Intriga A casa de dos estudiantes van llegando los invitados a una especie de fiesta de fin de curso. El invitado que más temen es su tutor y profesor, un astuto criminólogo que sostiene que el crimen perfecto no existe, aunque ellos se han propuesto demostrar lo contrario. En efecto, con su llegada crece cada vez más la tensión y el nerviosismo de los jóvenes. Y no es para menos, porque tienen un cadáver encerrado en el arcón que sirve de mesa para la cena. (FILMAFFINITY) [+]
13 de marzo de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película en color que rodó Sir Alfred y también la primera, en cuanto a los sufridos requerimientos de su oronda presencia tuvieron que soportar los miembros del equipo técnico y artístico en una arriesgada, como sincronizada labor de llevar a cabo un largometraje que con poco más de una hora y cuarto de duración está ensamblado en solo once planos-secuencia pero como si fuera uno.

Incluso los actores tuvieron que sacrificarse interpretando en el plató como si fuera un escenario teatral. De hecho la película está basada en una obra de teatro escrita por Patrick Hamilton y concebida como una comedia de humor negro e inspirada en un hecho real en que se mezclan una presunta homosexualidad, diferencia de clases y todo en el marco cerrado de un acogedor apartamento para estudiantes ricos dónde dos de ellos, Brandon (John Dall) y Phillip (Farley Granger), asesinan a su compañero de piso David Kentley (Dick Hogan), momentos antes que lleguen el resto de invitados a una fiesta donde se va a echar de menos al cadáver (sin recaer en la angustia), pero que la audaz perspicacia de un antiguo profesor , Rupert Cadell (James Stewart) empezará a indagar en la idea de que al quien se echa de menos está más muerto que vivo. Y eso gracias a las conversaciones que sustraen cada uno de los invitados sobre la rareza en la que la víctima no esté en cuerpo presente. Pero el núcleo de la trama se centra en el enfrentamiento que tienen lo alumnos con su profesor, empeñado éste último en demostrar que no existe el crimen perfecto.

Alfred Hitchcock rodó uno de sus films más serios y comprometedores (niños ricos de carácter diabólicamente nietszchiano capaces de poner en práctica la teoría del superhombre que su profesor, ahora arrepentido y temiéndose lo peor, les explicó en su momento). Poco a poco, en sus intensos ochenta minutos de duración, Sir Alfred deshilvana una tela de araña que, podría parecer complicada, pero que gracias al apoyo de los actores y el uso de la cámara (gran protagonista), convierten su primer film en color en un clásico inolvidable. Imprescindible.
Natxo Borràs
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