Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Natxo Borràs:
6
Comedia. Drama. Thriller En 1937, en plena guerra civil, tropas republicanas irrumpen en un circo, durante el espectáculo, con el objetivo de reclutar a sus empleados para luchar contra las tropas nacionales. Mucho tiempo después, en los últimos años del franquismo, dos payasos (Carlos Areces y Antonio de la Torre) luchan por el amor de una atractiva trapecista (Carolina Bang). (FILMAFFINITY)
28 de marzo de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Javier (Carlos Areces) ha aprendido lo dura que es la vida en las últimas tres décadas desde la Guerra Civil Española hasta la llegada del General Franco al poder. Tras ver por última vez a su padre (Santiago Segura) trabajando como prisionero republicano en el Valle de los Caídos, Javier retoma la vieja profesión de su progenitor formando parte de la compañía de un circo ambulante en calidad de Payaso Triste. Allí deberá hacer frente, tanto dentro como fuera de la lona, al Payaso Gracioso, cuyo disfraz se agazapan la garras del cruel y violento Sergio (Antonio de la Torre) que maltrata a su novia, la malabarista Natalia (Carolina Bang) y que Javier se siente prendado por ella la primera vez que la ve. Los dos payasos se enfrentarán en un duelo a muerte para hacerse con el corazón de la muchacha.

“Balada Triste de Trompeta”, pese a tener un buen inicio, no deja de ser un pretexto de Alex de la Iglesia, por ofrecernos un repaso de la Historia de España, sin saber por dónde decidirse; si a una estirada trama argumental que va perdiendo fuerza (y que resuelve con algún que otro inesperado giro argumental como la huida de Javier a través de un bosque) o pretendernos a base de personificar en la sufrible figura del payaso de circo, la caricatura de una sociedad que empezaba a despertarse agresivamente a medida que avanzaban los años y el franquismo empezaba a flaquear. La rivalidad entre los dos payasos es en la carpa de un circo lo que en “Muertos de Risa” representó sus cómicos protagonistas en las cámaras de televisión. Pese a la escasez en su idea se le agradece la particular visión grotesca que puede esconderse tras el alma débil de un payaso.
Natxo Borràs
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow