No hay otro circo igual que este. Aquí podrán encontrar maravillas sin igual. Hermanas siamesas, bailarinas exóticas, adivinas, videntes, la auténtica mujer barbuda, gigantes, el hombre más fuerte del mundo, la noria más grande a este lado del Mississipi…. Y el mayor espectáculo de todos, la sempiterna lucha entre el bien y el mal.
Carnivàle es una singularidad dentro del arte cinematográfico. Probablemente el proyecto más complejo y arriesgado que haya producido la HBO jamás. Y también su mayor pecado al cancelarlo al final de su segunda temporada, condenando esta serie, que estaba llamada a ser un hito en la historia del cine, a convertirse en una simple anécdota con muchas promesas por cumplir.
Porque la ambición de la línea argumental de Carnivàle era abrumadora. Un conflicto épico dirimido por dos seres anónimos que tendría ecos en el destino de la Humanidad.
Disponía de una fotografía sublime con planos que eran auténticas obras de arte, una música compuesta por Jeff Beal captando toda la mística de la obra, unos personajes complejos conseguidos con actuaciones sobrecogedoras y magnéticas (especialmente Clancy Brown encarnando al perturbador reverendo Justin Crowe, sin olvidar al grandísimo Michael J. Anderson). Carnivàle lo tenía todo para triunfar…
Pero quizá el espectador medio no estaba preparado para captar su grandeza y por ello HBO la dejó caer.
Para el recuerdo queda su polvorienta y mágica atmósfera, su rico simbolismo, su vocación de sueño y pesadilla. Y todas las sensaciones únicas que regaló al espectador entregado. Pero la gira debe seguir, el circo se marcha.
Let’s shake some dust!