Antes de nada empezar subrayando lo obvio y marcando la diferencia entre la versión estrenada en salas y el montaje del director. Son dos películas muy diferentes ya que el montaje para salas obvia partes de gran calado y profundidad en el desarrollo de la trama y de los personajes que en la hora extra añadida en la versión del director quedan profundamente resueltos.

¿Y qué decir de esta película? Un drama épico e histórico sobre el comienzo de la III Cruzada. Las aves de carroña de la nobleza europea sobrevolando Tierra Santa y trayendo la espada sobre la tierra prometida. El kurdo Saladín conovocando a sus mesnadas y rondando la múltiples veces sacra ciudad de Jerusalén. El rey leproso Balduino en medio de un juego de poder apoyado por su hermana y algunos de sus más leales caballeros frente a la ambición de conquista de la orden del temple. Y en medio de toda esta olla a presión llega el joven Balian de Iveline, hijo bastardo que es nombrado caballero y debe defender a las buenas gentes de la región por la que más se ha guerreado en la Historia sin importar el credo de estas.

Un magnífico retrato del tapiz medieval que si bien algunos hechos históricos quedan cambiados en post de la narración de la cinta, sin embargo estos cambios son entendibles debido a la finalidad artística del film. Así mismo esta película ofrece una visión profunda del islam y de la diferencia de las religiones monoteistas y lanza una carga de profundidad sobre el valor, el peso y el significado de Jerusalén. Y si de verdad, ese yermo en medio del desierto del Neguev vale toda la sangre que se ha derramado por su sagrada posesión y control.