Green Book nos cuenta una historia real, de un italoamericano llamado Tony Vallelonga que es contratado como chófer por el pianista negro Donald Shirley durante una gira de dos meses.
Hace las veces de road movie y también de buddy movie, ya que contiene los convencionalismos ya vistos entre dos personalidades bastante distintas. Pero a pesar de que la película pueda pecar de convencional y/o previsible, las soberbias interpretaciones de Viggo Mortensen y Mahershala Ali, los divertidos gags, y los geniales diálogos llevan la película a otro nivel, y ésta logra dejar muy buen sabor de boca al espectador. No aburre en ningún momento, todo está perfectamente narrado y fluye a la perfección. También es cierto que en ningún momento arriesga casi nada y se puede adivinar el final a la legua, pero ante el buen rollo que desprende la película y los actores... ¿qué más da?
Nunca viene de más en los tiempos que corren las ácidas críticas al racismo de algunas escenas.
Parece mentira que uno de los hermanos Farrelly, los reyes del humor incorrecto, haya dado un giro tan grande, pero hay que aplaudirlo.

Lo mejor: Mortensen y Ali, los gags, la escena del bar al final, la crítica al racismo.
Lo peor: No sorprende ni arriesga casi nada.