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España España · Salamanca
Voto de MariaXe:
4
Romance. Drama Gertrud es una mujer madura e idealista que busca el amor absoluto, con mayúsculas, pero sus experiencias sentimentales se ven siempre abocadas al fracaso. Decide separarse de su marido, un eminente político, porque él antepone el trabajo al amor. Se enamora de un joven músico que empieza a cosechar sus primeros éxitos, pero para él, que sólo piensa en sí mismo, Gertrud no es más que una aventura pasajera. Por otra parte, un antiguo ... [+]
21 de octubre de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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¿Habéis entendido el chiste para ingenieros? Pues yo tampoco. Lo mismo ocurre con esta película.
El arte debe de estar al servicio de todos y no al alcance de unos pocos. Porque funciona de una manera directa e intuitiva.
Es por eso por lo que se dice que la música amansa las fieras o por lo que nos podemos emocionar al escuchar una canción en una lengua diferente a la nuestra. Si una pieza musical es una Obra Maestra conmoverá independientemente de nuestro entendimiento sobre música.
Lo mismo ocurre con la literatura o el cine. Si tengo que saber de planos y de iluminación para que me guste entonces algo falla. Porque los cinéfilos de a pie no tenemos por qué saber de esas cosas. Pero hay algo de lo que todos sabemos, doctos e indoctos. De emociones. Y aquí Gertrud suspende.

Comprendo que a los instruidos les guste, porque es un producto hecho para ellos. Lo entiendo porque he sido bailarina y lo que apreciaba fue cambiando a medida que iba adquiriendo más conocimiento. La primera vez que fui a ver una función me maravillaron todas las bailarinas, la música y los vestuarios. Con él tiempo, cuando ya era experimentada solo veía fallos técnicos, manos que se movían a deshora, bailarinas fuera de foco, mezcla de estilos sin ningún tipo de lógica y vestuarios baratos de AliExpress. Apreciaba la técnica por encima de todo. A medida que mi saber iba en aumento me gustaban más los movimientos muy complejos y asombrosos. La emoción por el contrario pasó a un segundo plano porque estaba viendo ese arte desde la azotea de mi mente y no desde las vísceras.
Lo mismo les ocurre a los profesionales del cine.

Gertrud va a la opera a ver Fidelio. Los intelectuales dirán ”Oh, que idea tan genial tuvo Dreyer, sugerirnos el tema de la película a través de una opera”, porque claro, todo el mundo sabe que Fidelio es una obra que va del sacrificio, de la fidelidad, de la lealtad y del amor. Pues no señores, no todo el mundo lo sabe. Pocos lo saben, y para los que lo desconocen se perdió el simbolismo, porque no pueden acceder a él.

Dreyer era un genio de la perfección. La iluminación es excepcional y única (cuidado los fotosensibles). Los encuadres son realmente bellos. Tiene un par de planos, en especial el del espejo, por el que merece la pena ver todo el film. Pero la parte emocional está contenida.
Para que haya comunicación y una autentica expresión es fundamental que haya miradas entre los personajes. La mirada perdida en el horizonte puede ser un recurso valido para algunas ocasiones pero no durante todo el metraje. Que Gertrud no mire al principio a su marido es normal, porque nos muestra la relación distante entre ellos, pero que no mire a su amante ni una sola vez es absurdo...ya que la evasión es contraria a la pasión.

Dicen que los diálogos son profundos. La realidad es que parecen decir algo sin decir nada.
“Creo en la carnalidad y en la soledad del alma humana”dice ella. Muy bien, pues vale…y yo creo en la inocencia y en la alegría del alma humana.
Podría seguir diciendo cosas que aparentemente tienen un fondo, sin que en realidad lo tengan.

¡Y hay que ver como le gustan a Dreyer los banquitos! En todas las casas hay un montón. Y se sientan y se sientan y se vuelven a sentar, de banco en banco y tiro porque me toca. Es como su discurso, parece que pretende ir a alguna parte sin moverse del sitio.

Por otro lado está el ritmo. Que una cosa es que sea lento y otra cosa es ésto. En la primera hora sólo acontecieron dos hechos.

Dejo claro que no soy antidreyerista, vi Dies Irae y me gustó mucho. La impecabilidad de Dreyer queda patente, y emociona mucho más, porque la historia está contada con fuerza, con mirada y con pasión.
MariaXe
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