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España España · bilbao
Voto de ernesto:
6
Drama Retrato de la vida de Uxbal: padre abnegado e hijo desamparado. Intermediario de la sombra. Próximo a los desaparecidos. Atraído por los fantasmas. Sensible a los espíritus. Superviviente en el corazón de una Barcelona invisible. Sintiendo que la muerte le ronda, intenta encontrar la paz, proteger a sus hijos, salvarse a sí mismo. La historia de Uxbal es sencilla y compleja, al igual que nuestras vidas de hoy. (FILMAFFINITY)
6 de enero de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alejandro González Iñárritu es uno de esos directores ante los que solo cabe esperar algo bueno. Es por eso que después de tres películas excelentes, la decepción ante su nueva propuesta sea notable. Posiblemente Biutiful sea mejor que muchas películas que hay actualmente en cartel, pero seguramente sea también la que más me ha decepcionado, y es que está muy por debajo de las tres anteriores.
Por primera vez rueda Iñárritu sin el guionista Guillermo Arriaga, y por primera vez hace una película, digamos, lineal en su desarrollo. Esto que, en principio, podría servir para acercar su cine a un público reacio a las estructuras complejas, no hace sino alejar al espectador de una historia que lo deja fuera en todo momento. Biutiful es un compendio de dramas que en lugar de envolver y conmocionar al espectador, prescinde completamente de su implicación para perderse en la búsqueda de su propia esencia.
El protagonista de la historia se llama Uxbal. Es un hombre joven, separado de una mujer con problemas psíquicos, padre de dos niños a los que adora, que se aprovecha de la desgracia de los inmigrantes ilegales para sacar beneficio propio, con una extraña capacidad para relacionarse con aquellos que se acaban de ir de este mundo, y que además sabe que su tiempo se está acabando.
El director, y ahora también guionista, se enfrenta a esta sucesión de desgracias con una intensidad excesiva, a veces diría que impostada. Y en su afán de realismo lo único que consigue es distanciar al espectador de los personajes que retrata. No es necesario meter la cámara hasta las entrañas del drama que narra para resultar doloroso.
Iñárritu envuelve su historia con imágenes a veces fascinantes, pero que en cambio no consiguen ilustrar el relato de forma adecuada. Sirven más para despistar al espectador que para dar el marco adecuado a una historia de estas características.
La película la dirige un director que esta vez, más que nuca, quiere ser autor. Pero se podría decir que a quien pertenece casi por completo la historia es a su actor protagonista. Javier Bardem aguanta sobre sus hombres todo el peso de una historia, y en este caso es demasiado peso. Y aunque su trabajo pueda parecer espectacular, se contagia de esa intensidad, a veces grandilocuente, que acompaña a toda la historia. Poco agradable que decir del resto de personajes que acompañan a Bardem/Uxbal. Ni su exmujer a la que encarna de forma un poco molesta la actriz Maricel Álvarez, ni su hermano que interpreta de forma más molesta si cabe Eduard Fernández están a la altura de su compañero.
Y en tan deprimente panorama solo hay dos puntos que aportan algo de luz y de paz en toda la historia que son la chica negra a la que acoge el protagonista en su casa, y el personaje que encarna la siempre excelente Ana Wagener.
En la primera ocasión que Iñárritu, además de director, es también guionista, queda bastante claro que estas dos facetas no conviven demasiado bien la una con la otra.
ernesto
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