En fin, considerable decepción.

En el momento en el que escribo esto es posible que Kathryn Bigelow esté contando los minutos para conquistar la alfombra roja y, sinceramente, me parece un exceso, uno más de ese surtidor de confeti, garrafón, hipocresía y populismo llamado Hollywood. Porque si bien The Hurt Locker está lejos de ser un desastre y supera artefactos deleznables como Black Hawk Derribado, a mi entender es un documento tan lleno de brío y garra como intrascendente, trillado, superficial, con una clara vocación a no dejar poso en la memoria. Las razones, y observaos como me señalo con el dedo corazón, que han llevado a rociar de tibieza el entrañable biopic de Motta alegando su falta de originalidad son comprensibles, pero no alcanzo a comprender el indulto en ese sentido hacia esta presunta hazaña bélica, cuando en realidad viene a mostrar el mismo talón de Aquiles y una suma de personajes que no desprenden ni la décima parte de humanidad y credibilidad que un solo pelo de la perilla del entrañable Bad Blake.

Dicho esto, convengo con los fans de Hurt Locker que la filmación tiene buen pulso, que hay un interesante ramillete de secuencias preñadas de tensión y una inteligente huida del panfleto. Bigelow, en un ejercicio de dirección sensiblemente superior al guión sobre el que trabaja, prefiere la cámara incisiva, la radiografía visual a la camiseta de No A La Guerra, y en ese sentido la película es respetable, pero el trazo de sus personajes es endeble, frío. El protagonista tiene cierto gancho, y una leve ambigüedad mínimamente estimulante, pero Bygelow le pone al borde del precipicio cuando le quiere dotar de profundidad y recurre al tocomocho y al fluorescente.

Hablando en plata, este discreto aldabonazo es al género bélico lo que la soporífera Gomorra a las películas de mafia. Dos insignificancias. Aunque The Hurt Lockers es superior, más intensa, y tampoco merece un pasaporte a los leones.

Inflamada y sobrevalorada, hablamos de la típica obra que funciona mejor por partes que en conjunto y que, además de los amantes de las banderitas y los españolitos de polo Lacoste que sueñan con servir a su patria, disfrutarán los fans del género, porque algún momento disfrutable hay, pero que en mi opinión se queda por debajo de obras poco aplaudidas como Jarhead o la espléndida Enemigo A Las Puertas, por poner así a bote pronto dos ejemplos de películas similares, y a años luz de los cañonazos bélicos que todos tenemos en mente.

Alfombra roja, se te ve el plumero.