Notable película de Cassanoni, con el aislamiento y la hiel amorosa como banderas.

A riesgo de que Sikander Garitano y Panero me rebanen las pelotas, recuerdo que este tipo me provocó naúseas con Blow Up, pero aquí se ha redimido.

Garci, en su programa, señaló que esta cinta parida en el país de Fabio Caranabo llegó a estar considerada como la segunda mejor película de la historia del cine, después de Ciudadano Kane.

Tras verla, discrepo ferozmente, como cabía esperar, aunque celebro que las licorerías ya causaran estragos hace medio siglo.

En fin, el análisis que propone del vacío sentimental y la incomunicación tiene grandes momentos, pese a todo, y la atmósfera violenta que ofrece su primera mitad, en una agitada isla muy en la onda de Stromboli, está muy bien plasmada.

Posteriormente, la película se vuelve turbia y enferma, con una espléndida y magnética Monica Viti, rumiando su desconcierto ante un protagonista verdaderamente irritante, un Marcello Mastroianni de tercera que lleva un falo por montera.

El Eclipse y La Noche me guiñan sendos ojos, para qué negarlo.